El depuesto presidente Mohamed Mursi aseguró en un mensaje dirigido a los egipcios que no habrá estabilidad en el país hasta que «se anulen los efectos del golpe de Estado», que lo destituyó el pasado 3 de julio.
Mursi denunció haber estado «secuestrado por la fuerza» primero tres días en la sede de la Guardia Republicana y luego en una base naval.
El exmandatario dijo que desde el 2 julio no se ha reunido con nadie de las Fuerzas Armadas egipcias, como publicaron en algunos medios, y que solo recibió a la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, y a representantes africanos y juristas.
Como ya hizo durante la primera sesión de su juicio el pasado 4 de noviembre, Mursi invistió en su legitimidad como presidente y en que su destitución fue «un golpe militar, un delito y una traición a Dios y al pueblo».
Mursi, dirigente de los Hermanos Musulmanes hasta su elección como mandatario en junio de 2012, está siendo juzgado junto a otros catorce dirigentes islamistas por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes.
Agencias