Decenas de miles de personas, entre ellas familiares de los 43 estudiantes desaparecidos a fines de septiembre en el sur de México, marcharon el miércoles en céntricas avenidas de la capital del país para exigir la localización de los jóvenes y el cese a la violencia.
La marcha se desarrolló un día después de que fueron detenidos el ex alcalde de la sureña ciudad de Iguala José Luis Abarca y su esposa, bajo sospecha de ser autores intelectuales de la desaparición, en un caso que ha sacudido al Gobierno y expuesto las fallas en su estrategia de seguridad.
En la masiva manifestación, que comenzó cerca de la residencia del presidente Enrique Peña Nieto, se escucharon consignas en tono enérgico para exigir que aparezcan los estudiantes, pertenecientes a una escuela rural de magisterio en el estado de Guerrero.
Según investigaciones de la fiscalía federal, los jóvenes fueron secuestrados por policías municipales de Iguala y sicarios del crimen organizado por orden de Abarca, quien el miércoles ingresó a un penal de alta seguridad del central Estado de México.
«Que el presidente dé la cara ya, que digan dónde los tienen, vivos o muertos. No queremos que esto siga pasando», dijo Beatriz Faustino, una comerciante de 43 años durante la marcha, que concluyó en El Zócalo, la mayor plaza capitalina.
En la protesta participaron muchos estudiantes de escuelas públicas.
Peña se reunió la semana pasada con los padres de los jóvenes y prometió dar resultados.
Más de 100,000 personas han muerto por la violencia ligada al crimen organizado desde fines del 2006, cuando el ex presidente Felipe Calderón decidió lanzar al Ejército y policías federales a las calles, provocando fracturas en los grandes cárteles y mayores enfrentamientos.
MÉXICO DF (Reuters)