La situación política por la que atraviesa hoy Ucrania y los eventos acaecidos en los años 20 y 30 en Alemania guardan una asombrante semejanza. No se puede negar la aparición de un estado pro-nazi en el centro de Europa, afirma un periodista ruso.
En la Alemania de 1920-1930 un partido considerado marginal llegó al poder en medio de una situación de descontento en el país. Muy pronto los nacionalsocialistas convirtieron al país en un estado totalitario, recuerda el periodista ruso Alexander Donetski, advirtiendo que lo mismo está pasando ahora con Ucrania: Gracias a la tolerancia de los mandatarios del Gobierno, los que eran marginales están ahora imponiendo su dictadura.
De hecho, el nacionalsocialismo en Ucrania se formó en los años 1920-1940 sobre la base del nacismo alemán y el fascismo italiano, adaptado para la situación ucraniana. El líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos, Stepan Bandera, fue condenado por un atentado en Polonia, siendo después liberado por el poder hitleriano. Hoy en día Bandera está considerado como héroe nacional clave para el nuevo régimen de Kiev.
Tras la proclamación de la independencia de Ucrania aparecieron muchas organizaciones que apoyaron la ideología de Bandera que defendían la idea de establecer un gobierno totalitario y una dictadura del caudillo. En la frontera entre los años 20 y 30 el periódico ‘Welt am Abend’ advertía que los fascistas se hacían pasar con fines conspirativos por uniones deportivas y coros. Según Donetski, lo mismo ocurrió en Ucrania en los años 1990-2010, cuando los fascistas han monopolizado los departamentos deportivos y sociedades estudiantiles.
Mucho antes de Maidán ya se sabía que los neonazis se organizaban para la revolución, dice Donetski. En octubre de 2013 el partido pro-nazi ‘Trizuba’ proclamó su plan de tomar el poder en Ucrania y destruir a los enemigos de la nación. Esta y otras organizaciones se convirtieron en una de las fuerzas militares principales de la revolución en Kiev de febrero de 2014.
Las nuevas caras del poder, Aresni Yatsenyuk, Alexander Turchinov y Piotr Poroshenko, no pudieron no agradecer a los neonazis su apoyo, de tal forma que muchos líderes de los partidos fascistas ocuparon puestos importantes en el Gobierno como, por ejemplo, las carteras de Interior, de Defensa y Educación. Desde sus puestos ellos imponen la ideología fascista en todas las facetas de la vida, desde la economía hasta la educación en las escuelas. Un dictado en una escuela rezaba: «Somos hijos de Ucrania, ella es nuestra madre. Somos personas honestas. Y los de Rusia Menor, al ser nacidos ucranianos, rechazan a su madre, van a su madrastra y la sirven. Son monstruos».
No percibir la semejanza entre Alemania de Hitler y Ucrania moderna supone permitir la aparición del estado nazi en el centro de Europa, advierte el periodista.