Después de los eventos del 11 de septiembre de 2001, médicos y psicólogos que trabajan para los militares de EE.UU. violaron sus códigos éticos por orden del Departamento de Defensa y de la CIA para participar en torturas y trato degradante de sospechosos de terrorismo, según una investigación.
El informe del Grupo de Trabajo para la Conservación del Profesionalismo Médico en los Centros de Detención de Seguridad Nacional concluye que los profesionales de la salud que trabajan con los servicios militares y de inteligencia «diseñaron y participaron en tratos crueles, inhumanos y degradantes, y torturaron a los detenidos».
El informe establece que el Departamento de Defensa y a la CIA, instó a su personal de salud a dejar de lado cualquier escrúpulo con el objetivo de recopilar información. Entre las prácticas se incluye la alimentación forzada a presos en huelga de hambre y la privación del sueño.
Además, los médicos y enfermeras fueron obligados a violar la confidencialidad del paciente y compartir lo que sabían sobre la condición física y psicológica del detenido con los interrogadores.
Agencias