Un pilar de la cultura estadounidense el denominado sueño americano sufre una desigualdad enorme y la aparición de cada vez más dificultades para que un ciudadano pueda realmente progresar a lo largo de su carrera y vida.
Los cambios graduales en la economía y la sociedad de EE.UU. durante los últimos años ya evocaron pensamientos sobre el estado actual o incluso la posible ‘muerte’ del sueño americano, un concepto que proclama que cualquier persona es capaz de mejorar poco a poco su vida hasta asegurar su bienestar y un futuro aún mejor para sus hijos.
Económicamente, el sueño americano es semejante a la noción de movilidad social y económica, o sea, la facilidad con la que una persona puede cambiar su estilo de vida y de sus herederos aplicando más o menos esfuerzos por su parte. Y precisamente esta movilidad ahora está en descenso en EE.UU., opina un artículo en el sitio web ‘AlterNet’.
Existe un término coloquial: la curva del Gran Gatsby, un gráfico que muestra la relación positiva entre la desigualdad y la disminución de la movilidad económica y social. Se puede notar en los cambios drásticos con los que pudieron cambiar su vida los padres y abuelos de la generación actual, opina el artículo.
Inicialmente tuvieron poco, pero cualquiera que fuera su trabajo gradualmente aumentaron su nivel de vida. Los padres que nunca estudiaron enviaban a sus hijos a colegios, y las parejas se trasladaban de viviendas urbanas a barrios grandes: cada generación alcanzaba más que la precedente. Ahora las posibilidades de estos cambios disminuyen en EE.UU. mientras la desigualdad crece, e incluso los sondeos muestran la falta de confianza en la realidad del sueño americano.
El proceso podría compararse con una escalera: cuánto más distancia hay entre los escalones, es más difícil subirla. Si cambiar su bienestar resulta más y más difícil, menos gente lo logra y la situación de desigualdad llega a autorreproducirse, prácticamente acabando con un sueño que se ha convertido en mito.