La policía antinarcóticos y las fuerzas armadas destruyeron 54 pistas de aterrizaje para avionetas de narcos, en la mayor ofensiva de Perú para dificultar el intenso y lucrativo puente aéreo de drogas a Bolivia, que data desde 2011.
Unos 100 expertos en demoliciones usaron más de cuatro toneladas de nitrato de amonio y combustible para explotar las rústicas aeropistas, ubicadas principalmente cerca de los ríos Apurímac y Ene, la zona donde se produce más cocaína en el mundo.
Las pistas, de unos 500 metros de largo y 10 metros de ancho, están ubicadas en zonas casi inaccesibles en este inmenso valle cuya superficie es mayor al territorio de Bélgica e Israel juntos y las pueden reconstruir en una sola noche si los narcotraficantes tienen prisa y consideran que es clave para la exportación de droga, coincidieron los jefes operativos.
Desde un helicóptero del Ejército, un equipo de la AP observó que este valle que parece un océano verde de árboles y vegetación mostraba algunas pistas de aterrizaje destruidas con huecos de 1,5 metros de profundidad que ya eran reparados.
Según datos de los agentes antinarcóticos, los más de 300 kilos que cada avioneta saca de Perú a Bolivia valen 360.000 dólares, pero esa cantidad de droga cuesta más de 13,5 millones de dólares en Europa y más de 7,5 millones de dólares en Estados Unidos.
Desde 2012 Perú es el principal productor mundial de cocaína, según la DEA, y el primer productor global de hoja de coca, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
PICHARÍ, Perú (AP)