La presidenta chilena, Michelle Bachelet, se reunió el martes con los jefes de seguridad del país para reforzar medidas tras el atentado con bomba que dejó 14 heridos en la víspera en Santiago, en la semana que se conmemora el golpe de Estado que llevó al poder al dictador Augusto Pinochet.
La mandataria socialista, quien calificó el suceso de «abominable», dijo que se tomarían los resguardos para garantizar que Chile, una de las economías más estables de la región, se mantenga como un país seguro tras el peor atentado desde el retorno a la democracia en 1990.
Una bomba, fabricada con un extintor relleno con pólvora negra y un temporizador, estalló en una galeria comercial adyacente al tren subterráneo y dejó heridos de diversa gravedad, incluyendo fracturas abiertas y la amputación de parte de un dedo a una mujer.
En las calles de Santiago se observó el martes una mayor presencia de policías y el sistema de subterráneo inhabilitó los basureros en sus estaciones como medida preventiva.
El subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, afirmó que espera que el atentado del lunes no aliente nuevos incidentes en torno a la conmemoración del 11 de septiembre de 1973, cuando fue derrocado el socialista Salvador Allende.
«Es previsible que gente se pudiese entusiasmar con este tipo de cosas (…) Vamos a reforzar la seguridad de la ciudad con todos los instrumentos que tenemos disponibles», dijo el funcionario a la radio local Cooperativa.
Además destacó que se han identificado 38 posibles focos conflictivos en el marco de la conmemoración del golpe. Las autoridades no han dicho quiénes podrían ser los autores del atentado del lunes. Tampoco ningún grupo se adjudicó hasta ahora la explosión.
En lo que va del año, ya van 29 «bombazos» que hasta la víspera usualmente se detonaban en horas de la madrugada en zonas con poco tránsito sin dejar heridos.
SANTIAGO (Reuters)