Eran las nueve de la noche cuando se dio la voz de alarma a las autoridades de un incendio de gran magnitud que se activó en el populoso mercado Oriental.
El siniestro llevaba a la mente de muchos comerciantes el fantasma de aquel siniestro ocurrido hace cinco años, un primero de agosto de 2008.
Esta vez los tramos que ardían en llamas estaban ubicados en el sector de la Ropusame, de la Iglesia El Calvario dos cuadras abajo y tres al sur. Ahí las infernales llamas ya habían consumido al menos cinco tramos y el Cafetín Brenes empezaba a sufrir estragos.
Los primeros en llegar a la escena fueron miembros de Intervención Rápida de los Bomberos y como suele suceder, el primer obstáculo fue la falta de hidrantes en el sector. El más cercano estaba a unos 300 metros, en una zona que era de difícil acceso para el ingreso de los camiones cisternas.
Una vez superado este obstáculo, los apagafuego luchaban contra el tiempo para atacar el voraz incendio que avanzaba hacia el sur. El cansancio y el humo empezaban a tener efecto; Alexander Bermúdez de la Dirección General de Bomberos (DGB) resultó afectado por la inhalación.
Las primeras impresiones de los comerciantes afectados era que el incendio fue originado por un cortocircuito, algo que será determinado por las autoridades.
A medida que el fuego avanzaba, más refuerzos de la DGB, del Benemérito Cuerpo y de la Asociación Civil de Bomberos Voluntarios entraban en escena. Pasada una hora y media, los bomberos con mucho esfuerzo y coordinación lograron controlar el siniestro.
En total, fueron unos 15 tramos que terminaron en cenizas y más de 20 con afectaciones menores. En las próximas horas, bomberos y Policía Nacional darán a conocer oficialmente las causas que provocaron el incendio y el monto de las pérdidas para los comerciantes afectados.
Lo que sí está claro, es que este incendio debe llevar a la reflexión a los comerciantes de lo importante del ordenamiento y conexiones eléctricas seguras en el mercado más grande de Centroamérica, que actualmente se ha convertido en una verdadera bomba de tiempo.