Las calles de una ciudad del este de España se inundaron de pulpa roja el miércoles cuando miles de personas se arrojaron tomates en la batalla anual llamada la «Tomatina», que se ha convertido en una gran atracción turística.
En la fiesta anual en Buñol, a unos 50 kilómetros de Valencia, los camiones descargaron 125 toneladas de tomates maduros para diversión de unos 22.000 participantes, muchos de ellos extranjeros.
Por segunda vez en dos años los participantes de fuera de la ciudad tuvieron que pagar una tarifa de 10 euros (13 dólares). El municipio de 20.000 habitantes empezó a cobrar para ayudar a pagar sus deudas de unos 5,5 millones de euros. Todas las entradas fueron vendidas con semanas de anticipación.
La festividad se basa en una riña en 1945 en la que niños locales se arrojaron tomates producidos en la región.
BUÑOL, España (AP)