"Presiento que algo no está bien, me preocupa", explicó Ming, un médico chino que atendió durante ocho años al excardenal Jorge Bergoglio, hasta que en marzo pasado fue designado como Sumo Pontífice y se tuvo que mudar a Roma.
Ming señaló que Francisco siempre fue un buen paciente, porque "jamás lo escuché protestar, ni siquiera emitir un sonido por los pinchazos de la acupuntura. Y, además, muy obediente, todo lo que le aconsejaba lo cumplía al pie de la letra".
Agregó que hace unos días el médico recibió una carta en la que el Papa Francisco reconoce que gracias a su ayuda pudo superar varias dificultades de salud. "Yo le había escrito en mayo y cuando mi secretaria me dijo que había una carta del Vaticano sentí mucha emoción (…) el texto es muy emotivo", dijo.
Aunque el pontífice no dijo nada sobre su salud en la misiva, Ming consideró que "todo tiene una razón y que haya respondido es por algo, por eso quiero ir a verlo". Precisó que tiene previsto viajar a China para visitar a su mamá y que de regreso realizará una escala en El Vaticano para entrevistarse con el Papa. En tono de broma, dijo que lo primero que hará será tomarle el pulso a Francisco, quien "seguramente cuando me vea me va a decir que llegó la tortura china".