Un representante del principal clérigo chií en Irak exhortó a la población el viernes a defender el país, en tanto los milicianos que han tomado grandes sectores de mayoría suní capturaron dos poblaciones en una provincia étnicamente mixta al noreste de Bagdad.
Irán, de mayoría chií, se declaró dispuesta a enfrentar la amenaza creciente de este avance relámpago de los milicianos, que según la ONU ha costado cientos de vidas. El jeque Abdul-Mahdi al-Karbalaie dijo a sus feligreses que es su deber cívico enfrentar la amenaza contra Irak.
«Los ciudadanos en condiciones de portar armas y combatir a los terroristas en defensa de su país, su pueblo y sus lugares sagrados deben enrolarse voluntariamente en las fuerzas de seguridad», dijo al-Karbalaie, quien representa al gran ayatolá Ali al-Sistani, el líder espiritual chií más venerado del país.
Los avances de los insurgentes, liderados por el Estado Islámico de Irak y el Levante, un grupo inspirado en al-Qaida, se produce al tiempo que el gobierno chií encabezado por el primer ministro Nuri al-Maliki busca desesperadamente dar una respuesta a la altura de las circunstancias. Los milicianos se han apoderado de Mosul, la segunda ciudad del país, así como de Tikrit, el pueblo natal de Saddam Hussein, poblaciones menores y bases militares y policiales, a veces con escasa resistencia de las fuerzas estatales.
La rebelión, apoyada por personalidades de la época de Saddam y suníes, constituye la mayor amenaza a la estabilidad de Irak desde el retiro de Estados Unidos al fin de 2011. Ha llevado a la nación al borde de un precipicio que podría dividirla en zonas suní, chií y curda.
Rupert Colville, vocero de la oficina de derechos humanos de la ONU, dijo a la prensa en Ginebra que los sucesos de los últimos días dejaron cientos de muertos y casi un millar de heridos.
Añadió que la principal funcionaria de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, piensa emitir un comunicado en las próximas horas acerca del deterioro de la seguridad en Irak y que la oficina recibió el informe de que los milicianos mataron a soldados iraquíes y 17 civiles en una sola calle en Mosul.
El ataque amenaza con introducir a Irak en un conflicto regional más amplio alimentado por el caos reinante en la vecina Siria.
La agencia noticiosa iraní IRNA informó el viernes que ex miembros de la poderosa Guardia Revolucionaria se han declarado dispuestos a combatir al Estado Islámico iraquí, y el presidente Hassan Ruhani dijo, según la televisión estatal, que hará todo lo posible para combatir el terrorismo en el país vecino.
Según el reporte, Ruhani dijo a al-Maliki por teléfono que «la República Islámica de Irán empeñará todos sus esfuerzos en los niveles internacional y regional para enfrentar al terrorismo».
BAGDAD (AP)