Decenas de manifestantes cantando «Traigan de regreso a nuestra niñas» marcharon el jueves en la capital de Nigeria, mientras que muchas escuelas en todo el país cerraron para protestar por el secuestro de más de 300 colegialas por el grupo Boko Haram, por la falta de acción por parte del gobierno para rescatarlas y por el asesinato en años recientes de montones de maestros a manos de extremistas islámicos.
«Todo lo que estamos diciendo es traigan de regreso a nuestras niñas», cantaban los manifestantes con la icónica melodía de John Lennon «Give Peace a Chance».
Policías antimotines acompañaron la marcha de los manifestantes, y estaba estacionado un camión de bomberos con cañón de agua frente a un camino que conduce al complejo presidencial Aso Rock.
Las jóvenes estudiantes fueron secuestradas el 15 de abril de una escuela en el remoto poblado de Chibok, en el noreste del país. Cincuenta y tres escaparon y 276 siguen cautivas, según la policía.
El presidente Goodluck Jonathan y su gobierno están acusados de mostrar indiferencia irresponsable ante la situación difícil de las estudiantes y otras personas secuestradas, así como ante las tragedias que sufren ciudadanos que son blanco arbitrario de extremistas islámicos y del abuso de fuerzas de seguridad nigerianas. El Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas ha advertido que es responsabilidad del gobierno proteger a sus ciudadanos.
Durante años, Jonathan y sus líderes militares han estado diciendo que está cerca la victoria contra la insurrección islámica, aun cuando la insurgencia con cinco años de existencia se ha vuelto más mortífera. Este año han sido asesinadas más de 2.000 personas, en comparación con un total de aproximadamente 3.600 en los cuatro años previos.
El jueves, familiares y amigos buscaban a víctimas de la más reciente atrocidad atribuida a Boko Haram: el estallido de dos vehículos cargados con explosivos en un mercado muy concurrido y una estación de autobuses en la ciudad de Jos, en el centro del país. La cifra de muertes se incrementó a 130.
Muchos de los muertos quizá nunca sean identificados, dijo a The Associated Press Dickson Odeh, líder estudiantil de la Universidad de Jos, después de que su grupo buscó víctimas en varios depósitos de cadáveres de hospitales. Ellos pudieron identificar los cuerpos de siete estudiantes, a algunos de ellos sólo por documentos de identificación encontrados en los cuerpos mutilados. Pero siguen buscando a otros, señaló.
«Es horrible», dijo Odeh frente al Hospital de Enseñanza de la Universidad de Jos. «Muchos cadáveres están tan quemados que no se pueden identificar».
ABUYA, Nigeria (AP)