Activistas de derechos humanos y víctimas de la guerra civil guatemalteca se manifestaron este lunes frente al Congreso contra una declaración del organismo que niega la existencia de un genocidio durante el conflicto armado interno.
«Los diputados que aprobaron el punto resolutivo que niega el genocidio, nos están matando», dijo a periodistas el dirigente indígena Diego Santiago, durante la concentración convocada por organizaciones sociales ante el ingreso principal al Congreso.
Con pancartas y fotografías de familiares, decenas de manifestantes mostraron su indignación por la resolución sin efecto legal emitida la semana pasada por el parlamento guatemalteco a petición de un diputado afín al exdictador Efraín Ríos Montt, quien enfrenta un proceso abierto por genocidio.
El exdictador, de 87 años, es acusado de haber impulsado un exterminio contra el pueblo maya-ixil durante su régimen de facto (1982-1983), en medio de la guerra civil que sufrió Guatemala entre 1960 y 1996.
Durante la manifestación los representantes indígenas exigieron a los congresistas respetar la independencia entre los poderes del Estado y no opinar sobre los temas judiciales, especialmente el caso por genocidio que ha provocado una fuerte polémica en el país.
«Las víctimas del plan tierra arrasada exigimos justicia para los genocidas» y «No a la impunidad» se leía en las pancartas portadas por un grupo de indígenas que viajaron desde el altiplano occidental de Guatemala.
En la resolución, los diputados instan a la reconciliación y la paz tras casi dos décadas del fin de la guerra pero incluyeron una sección en la que sostienen que es «jurídicamente inviable» que se cometiera «un genocidio durante el enfrentamiento armado».
Ríos Montt enfrentará un nuevo juicio por genocidio el 5 de enero de 2015, luego que la Corte de Constitucionalidad, la máxima instancia judicial del país, anulara por errores procesales una sentencia de 80 años de prisión emitida en mayo de 2013 contra el militar retirado.
El régimen de facto de Ríos Montt fue uno de los más sangrientos de la guerra que dejó 200.000 muertos y desaparecidos, según un informe de la ONU. Ahora pasa sus días en arresto domiciliario en un exclusivo sector en el este de la capital y bajo cuidados médicos.
CIUDAD DE GUATEMALA, (AFP)