En 2013 los estadounidenses compraron medio millón de silenciadores para las armas de fuego. La cifra supone un aumento del 39% en comparación con el año anterior: en 2012 se comercializaron unas 360.000 unidades y en 2011, unas 285.000.
Los silenciadores son tan populares que la gente se ve obligada a hacer una cola de hasta 9 meses para registrarlos en la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos. Muchos propietarios de armas se apresuraron a comprar rifles de asalto después de la masacre de Newtown, en la que murieron 20 niños y seis adultos, explica la cadena CNN. Temen que la Administración de Barack Obama finalmente logre promulgar la prohibición de armas, detalla.
La alta demanda se debe a que ahora están equipando su arsenal con «una increíble variedad de accesorios», comenta Ben Shim, analista de la industria armamentista de CRT Capital Group. Los complementos más demandados incluyen silenciadores, linternas, miras láser y empuñaduras de pistola, entre otros. «Es como una Barbie para los hombres», precisa Shim.
El comercio de los silenciadores es regulado por la Ley Nacional de Armas de Fuego del año 1934. 39 estados de EE.UU. permiten su uso y 29 de estos estados los autoriza también para la caza. Una persona que desee tener uno y registrarlo, debe proporcionar una foto, huellas digitales y 200 dólares de impuesto. La suma no parece alta, teniendo en cuenta los precios de los propios silenciadores: a veces pueden ser más caros que las armas y alcanzar hasta los 1.300 dólares.