El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el jefe máximo de la guerrilla FARC, Rodrigo Londoño (Timochenko), firmaron este lunes en la caribeña Cartagena un histórico acuerdo de paz para acabar con 52 años de confrontación armada.
En una ceremonia solemne, frente a 15 jefes de estado y otros 2.500 invitados, el mandatario colombiano y el líder rebelde rubricaron con un «balígrafo» (una bala reconvertida en bolígrafo) el pacto de paz, que para entrar en vigor deberá ser ratificado por los colombianos en las urnas el próximo domingo.
Entre la audiencia en la explanada frente al Palacio de Convenciones, teñida absolutamente de blanco, había unas 250 víctimas que escucharán a continuación a Santos y Londoño, enemigos por décadas, que lograron lo que parecía imposible.
Un gran paso hacia el final del conflicto armado en Colombia, en el que también actuaron otras guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, que dejó ocho millones de víctimas, entre ellas 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.
La ciudad amurallada, resplandeciente bajo un sol inclemente, se vistió de gala para la ocasión, adornada con palomas de la paz con una cinta amarilla, azul y roja, colores de la bandera colombiana.
Entre los dignatarios asistentes están el cubano Raúl Castro, anfitrión de las conversaciones auspiciadas también por Noruega, Venezuela y Chile; el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry; el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el rey emérito de España, Juan Carlos, y numerosos representantes de organismos internacionales.
Todos los invitados recibieron como obsequio una réplica del balígrafo usado para rubricar el acuerdo.
Fuera de lista de grupos terroristas
La Unión Europea decidió este lunes suspender a la guerrilla FARC de su lista de grupos terroristas, una medida que estará en vigor durante seis meses desde la firma del acuerdo y se revisará terminado ese plazo.
Aunque la decisión de la UE no implica la retirada definitiva de la organización armada colombiana de esta lista, en la práctica se traduce en la suspensión de las sanciones impuestas a los guerrilleros como la congelación de activos o la prohibición de poner fondos a su disposición.
El pacto, un texto de 297 páginas que esencialmente busca cambiar «balas por votos», promoviendo el desarme de la guerrilla y su transición a la vida política legal, fue alcanzado por las partes tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba.
La jornada inició con un homenaje a la fuerza pública, a quienes Santos agradeció «su sacrificio y su valor».
Luego, en la Iglesia de San Pedro Claver, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y enviado del papa Francisco al acto, encabezó «una oración por la reconciliación de los colombianos», que se replicó en todos los lugares de culto del país.
En Bogotá, cientos de personas asisitían desde las 14H00 (19H00 GMT) a un «concierto por la paz» en la céntrica plaza de Bolívar, desde donde siguieron la firma en pantalla gigante.
Es un «acuerdo muy completo» e implementar lo negociado en reforma agraria, lucha contra el narcotráfico, inclusión de los exguerrilleros en procesos políticos, y aplicación de la justicia transicional, requerirá «mucho liderazgo», estimó el canciller noruego, Borge Brende, en entrevista con AFP.
El pacto fue ratificado el viernes pasado por las FARC, nacidas de una sublevación campesina en 1964 y actualmente con unos 7.000 combatientes, al cabo de una inédita conferencia guerrillera con aval del gobierno y abierta a la prensa en El Diamante, un remoto paraje del sur del país.
Cadena humana en contra
Para entrar en vigor, el acuerdo debe ser aprobado en un plebiscito convocado para el domingo 2 de octubre, que según las últimas encuestas será favorable al ‘Sí’.
Lo negociado con las FARC es fuertemente criticado por la oposición liderada por el expresidente Álvaro Uribe, quien este lunes acompañaba en Cartagena una cadena humana de rechazo a la firma.
La paz en Colombia no estará completa mientras siga activo el Ejército de Liberación Nacional (ELN), también alzado en armas desde 1964.
Esta guerrilla guevarista y el gobierno anunciaron en marzo su intención de instalar una mesa formal de diálogos similar a la de las FARC, que aún no se ha concretado ante la reticencia del grupo armado a abandonar el secuestro, una condición impuesta por Santos.
El ELN anunció una tregua unilateral, vigente del 30 de septiembre al 5 de octubre, para «facilitar la participación» ciudadana en el plebiscito. «Un gesto positivo» según el gobierno.