Un sismo que provocó la muerte de 297 personas en el centro de Italia el mes pasado causó daños valorados en al menos 4.000 millones de euros (4.500 millones de dólares), dijo el viernes el primer ministro Matteo Renzi.
El líder italiano, que está buscando que la Comisión Europea le dé el máximo margen fiscal posible mientras prepara su presupuesto de 2017, ha dicho que espera que los costos relacionados con el sismo sean excluidos de los límites de déficit presupuestario de la Unión Europea.
Sin embargo, no ha sido muy claro respecto a si esos costes deberían incluir sólo la ayuda inmediata y los esfuerzos de reconstrucción de las ciudades afectadas, o también los costos relacionados con un proyecto más amplio para hacer que los edificios en Italia sean más resistentes a los sismos.
«Estamos contemplando un mínimo de 4.000 millones de euros (4.480 millones de dólares)», dijo Renzi a periodistas el viernes en su primera estimación sobre la magnitud de los daños en las ciudades montañosas golpeadas por el sismo del 24 de agosto.
Renzi dijo que todo el dinero gastado en hacer a las escuelas italianas a prueba de movimientos telúricos sería excluido del Pacto de Estabilidad de la Unión Europea, que fija el límite de déficit de los miembros del bloque. Aún esta por verse si la Comisión Europea acepta esta postura.
Se prevé que el Gobierno, que publicará sus nuevas previsiones económicas la próxima semana, eleve con fuerza su objetivo de déficit presupuestario de 2017 desde la meta actual del 1,8 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Bruselas dice que ha concedido a Italia una flexibilidad presupuestaria «sin precedentes» en los últimos años y que le preocupa la incapacidad de Roma de reducir su deuda pública, la más alta de la zona euro tras Grecia como porcentaje del PIB.
Renzi ha insistido en que las reglas fiscales de la Unión Europea deberían flexibilizarse y ha criticado a otros líderes por no reconocer que las políticas de austeridad han sido contraproducentes.