Los esfuerzos en Italia por combatir la infertilidad y revertir una de las tasas de natalidad más bajas de Europa chocaron el jueves con una campaña publicitaria que ha recibido acusaciones de sexista, racista e ignorante de los motivos económicos por los que muchos italianos no tienen bebés.
Italia celebró el jueves su primer «Día de la fertilidad«, fomentado por el Ministerio de Sanidad para prevenir la infertilidad a través de programas de educación y salud.
La ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, intentó mantener la conversación centrada en el mensaje, condenando el hecho de que 700.000 italianos quieren tener hijos pero no pueden debido a problemas de infertilidad. La campaña se enfoca en abuso de tabaco, drogas y alcohol.
Pero quedó a la defensiva tras verse obligada a retirar un folleto publicitario del «Día de la fertilidad» tachado de racista. El panfleto mostraba a cuatro adultos de piel clara en la playa para ilustrar los «buenos hábitos» de salud reproductiva, frente a un grupo de jóvenes fumando entre los que había un negro.
La crítica fue dura e inmediata, incluso de parte del Partido Demócrata, oficialista.
Lorenzin dijo que ella había aprobado un anuncio diferente y no sabía cómo ocurrió el cambio, y que había despedido al funcionario responsable.
Un anuncio anterior fue acusado de sexismo por mostrar a una mujer que sostenía un reloj de arena, con las palabras «La belleza no tiene edad. La fertilidad sí».
En el 2015, Italia registró la tasa de natalidad más baja desde que la península quedó unificada hace 150 años, con 1,35 alumbramientos por cada mujer. Fue el quinto año consecutivo de declive, mientras que la edad media de una italiana que da a luz ha aumentado sostenidamente a 31,6 años.
Muchas italianas se esperan para tener hijos, o solo tienen uno, por una serie de razones: horarios laborales inflexibles, parejas que no participan en la crianza de los niños y falta de cuidado infantil asequible.
Afuera del lanzamiento del «Día de la fertilidad«, unas docenas de manifestantes, incluyendo activistas gays y lesbianas, criticaron la iniciativa por ignorar, dijeron, las verdaderas razones económicas detrás del bajo índice de natalidad en Italia: una economía estancada, bajos salarios, contratos laborales temporales e insuficiente cuidado infantil público.