Sospechosa del atentado en París había jurado lealtad al EI

La principal sospechosa en la investigación por el coche con bombonas de gas hallado en París y que, según las autoridades, preparaba un atentado inminente, había jurado lealtad al grupo yihadista Estado Islámico, informó este viernes una fuente cercana a la investigación.

La mujer, de 19 años y detenida el jueves por la noche junto a otras dos cómplices, es la hija del propietario del coche encontrado el domingo cargado con bombonas de gas no muy lejos de la catedral Notre-Dame de París.

La joven resultó herida de bala tras haber apuñalado a uno de los policías que fue a arrestarla en la localidad de Boussy-Saint-Antoine, al sureste de París.

Las tres mujeres detenidas tienen 39, 23 y 19 años. El ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, las calificó el jueves por la noche como «radicalizadas, fanatizadas».

Según el ministro preparaban «nuevas acciones violentas y, al parecer, inminentes».

El jueves, la policía francesa fue puesta en alerta por el riesgo de atentados en las estaciones de tren parisinas y de sus suburbios, indicó una fuente policial que estimó que la red, activada desde el extranjero, preparaba un atentado el jueves, día de los arrestos.

Los investigadores aún tratan de entender por qué esta berlina, con las luces de emergencia y sin matrícula fue estacionada en pleno Barrio Latino a pocos cientos de metros de la catedral de Notre Dame de París, visitada por miles de turistas y fieles.

En el interior del vehículo se hallaron cinco bombonas de gas y tres botellas de combustible, lo que hizo temer a la policía que se tratase de un proyecto de atentado.

Sin embargo, no se encontró ningún sistema de detonación. «Si se trata de un proyecto de atentado, el método empleado es bastante curioso», consideró el jueves una fuente policial. 

Las autoridades francesas toman muy en serio el hallazgo de este coche en el corazón de la capital en un contexto de alerta máxima en el país luego de varios atentados yihadistas en 2015 y 2016.

Los más recientes sucedieron durante el verano, uno en Niza en donde el conductor de un camión mató a 86 personas y otro en una iglesia de una localidad cerca de Ruán (noroeste) en donde un cura de 85 años fue degollado en pleno oficio.

Los servicios de inteligencia temen que luego del uso de ametralladoras, chalecos explosivos o cuchillos, el próximo ataque sea «colocando artefactos explosivos» en lugares en donde haya una fuerte afluencia de personas, reconoció en mayo su jefe, Patrick Calvar, ante una comisión de la Asamblea Nacional.