La ciudad de París abrirá a mediados de octubre su primer centro de alojamiento temporal para migrantes destinado a reducir el aumento de campamentos informales en la capital francesa, lugar de paso de un número creciente de exiliados.
El centro, instalado en una antigua zona industrial situada en el norte de la ciudad, será reservado a los hombres, sin ninguna condición respecto a su estatuto administrativo. Abrirá con una capacidad para 400 personas, que aumentará a 600 antes de fin de año, precisó en una conferencia de prensa la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo.
Otro centro de 350 cupos, para mujeres y niños, será abierto de aquí a fin de año en una antigua fábrica de Ivry-sur-Seine, comuna popular de la periferia sur de la capital, agregó la alcaldesa, que lanzó este proyecto a fines de mayo.
Durante «cinco a seis días», los migrantes podrán efectuar un balance médico, recibir ayuda psicológica y consejos jurídicos antes de ser orientados hacia otras estructuras de recepción.
En los seis primeros meses del año, unas 240.000 personas llegaron ilegalmente a Europa, especialmente a través de Italia, según el órgano de control de las fronteras exteriores de la Unión Europea, Frontex.
Francia, que es especialmente un país de tránsito, no está en el primer lugar de esas llegadas. Registró solo 80.000 demandas de asilo en 2015, lejos del millón de peticiones formuladas en Alemania.
Pero esas cifras aumentan (20.000 expedientes más que en 2014) y París, que ve llegar varias decenas de migrantes por día, enfrenta desde hace más de un año «un flujo migratorio sin precedente», según la alcaldía.
Afganos, sudaneses, somalíes o sirios, los exiliados se instalan debajo de los puentes, en parques o edificios abandonados, no lejos de la estación terminal del Norte, desde donde esperan continuar su viaje hacia el norte del continente.
Exasperados
Desde junio de 2015, las autoridades desmantelaron 28 campamentos informales, por razones de seguridad y de salubridad. Desde este verano boreal, las evacuaciones son sistemáticas desde el momento que surge un embrión de campamento.
La última concentración de centenares de migrantes, que acampaban en una gran avenida, fueron desalojados el martes por la mañana por las fuerzas del orden.
En cada desmantelamiento, los residentes son dispersados en diferentes lugares, albergados algunas noches en hoteles o gimnasios. Pero por la carencia de solución permanente, muchos regresan a París, mientras otros siguen su camino hacia el norte de Francia.
El mayor campamento de migrantes de Francia, en Calais, aumentó en unos meses hasta alcanzar en agosto 7.000 personas, según las autoridades, y 9.000 según las asociaciones.
La superpoblación aumentó las tensiones del campamento, con riñas entre migrantes y residentes cercanos. El lunes, comerciantes, agricultores y camioneros bloquearon la autopista que lleva al puerto de Calais para pedir el desmantelamiento rápido de esta llamada «jungla«.
En otros lugares, la presencia de migrantes causa fricciones. Un futuro centro de recepción en Forges-les-Bains, un suburbio parisino, fue incendiado la noche del lunes y los primeros elementos de la investigación indican que se trató de «un incendio voluntario», según la fiscalía local.
En París, el campamento humanitario prometido por Anne Hidalgo estará situado cerca de la Puerta de la Chapelle, barrio popular y mestizo, donde todos los habitantes no están muy de acuerdo con el proyecto.
«¡Basta, siempre es en los mismos barrios!» dijo Fabienne Remerand-Moreau, residente del barrio interrogada por la AFP. «Es agregar miseria donde ya hay mucha, es una lógica injusta», indicó Tamara P., estudiante de 24 años, que no quiso dar su nombre.