Veintitrés personas murieron en un incendio ocurrido el fin de semana en una cárcel en Etiopía, reportó el lunes una empresa de radiodifusora afiliada al gobierno.
La prisión Kilinto, ubicada a las afueras de la capital, Adís Abeba, es donde están encerradas muchas figuras de oposición y periodistas.
Algunos activistas fueron los primeros en manifestaron preocupación por el incendio del sábado, y la prensa local informó que se habían escuchado disparos.
El gobierno señaló en un comunicado que 21 reos murieron por asfixia y aplastamiento durante una estampida, según Fana Broadcasting Corporate. Los otros dos murieron cuando trataban de escapar. El gobierno había dicho inicialmente que sólo una persona murió en el incendio.
El comunicado gubernamental más reciente no proporciona detalles sobre cómo inició el incendio. Dice que se ha emprendido una investigación.
Esta nación del este de África ha sido durante meses escenario de protestas en ocasiones fatales en demanda de mayores libertades, mientras que activistas de oposición y grupos defensores de derechos humanos acusan al gobierno de asesinatos, golpizas e interrupciones del servicio de internet.
En las regiones de Oromía y Amhara se han realizado protestas en semanas recientes en las que, de acuerdo con habitantes y grupos de derechos humanos, han muerto varias personas. Las inconformidades regionales que desencadenaron las manifestaciones han devenido en protestas contra el gobierno.
El gobierno de Etiopía, un estrecho aliado de Occidente en materia de seguridad, es acusado con frecuencia de silenciar la disidencia. En un video reciente obtenido por The Associated Press, elementos de seguridad etíopes golpean, patean y arrastran a varios manifestantes durante una manifestación en la capital.
El domingo, la embajadora de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas Samantha Power dijo que su país ha planteado «graves inquietudes» sobre lo que describe como excesivo uso de la fuerza contra manifestantes en Etiopía.
Power calificó la reciente situación de violencia en Etiopía como «extremadamente grave» y pidió una investigación autónoma y transparente. Agregó que Estados Unidos solicitó al gobierno que permita al pueblo protestar pacíficamente.