Las mediciones diarias en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero que impulsa el cambio climático, han alcanzado las 402 partes por millón (ppm), lo que constituye el nivel más alto en 800.000 años.
Así lo muestran los cálculos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) en Hawái, que difundió una alerta ya en mayo pasado cuando el nivel del dióxido de carbono alcanzó el máximo histórico de 400 ppm, informa el portal Mashable.
Una vez emitida, una sola molécula de dióxido de carbono puede permanecer en el aire durante cientos de años, lo que significa que se dejarán sentir los efectos de las actividades industriales a lo largo de los próximos siglos, si no miles de años, advierten los investigadores. El dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, como el metano, calientan el planeta al absorber y redirigir la radiación solar saliente que, de otro modo, escaparía al espacio.
Si el año pasado el nivel máximo de concentración de CO2 en la atmósfera se alcanzó en mayo, este año este umbral simbólico se cruzó incluso antes, lo que significa que hacia mayo podríamos enfrentarnos a un nivel incluso mucho más alto.
La investigación científica indica que cuanto más crece el nivel de concentraciones de dióxido de carbono, más aumentan las temperaturas, lo que acarrea un amplio abanico de efectos dañinos que van desde el aumento global del nivel del mar, a un mayor riesgo de olas de calor, sequías e inundaciones, según una evaluación integral del clima recientemente publicada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU.