La inminente llegada a México del controvertido candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, despertaba indignación entre políticos, analistas y ciudadanos, mientras al presidente Enrique Peña Nieto le llovían las críticas por recibir a quien forjó su campaña a punta de insultos contra los mexicanos.
El sorpresivo encuentro entre Trump y Peña Nieto servirá al magnate para mostrar ante su electorado estadounidense que pese a sus destempladas declaraciones en contra de los migrantes ilegales, no es un xenófobo.
Pero en Ciudad de México, le esperan manifestaciones de rechazo debido a su postura contra la migración.
Se prevé que la reunión con Peña Nieto sea en la residencia presidencial Los Pinos hacia las 14H00 locales (19H00 GMT)
«Dudosa forma del presidente Enrique Peña Nieto de defender el interés de México y connacionales en elección de Estados Unidos«, dijo a la AFP el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano.
«No se explica por qué una reunión privada del presidente con un candidato que ha ofendido consistentemente a México y sobre todo a su gente. No compartimos esta acción», recalcó.
No es bienvenido
Por su parte, el excanciller mexicano Jorge Castañeda aseguró que «sin una disculpa pública de Trump a todos los mexicanos por lo que ha dicho, no es alguien que sea bienvenido en México y menos en Los Pinos, sobre todo que no es un jefe de Estado».
«Aunque lo hayan invitado, sepa que no es bienvenido. Los mexicanos tenemos dignidad y repudiamos su discurso de odio», escribió a Trump Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) y posible futura candidata a la presidencia por el conservador Partido Acción Nacional.
A lo largo de la campaña de Trump ministros y cancilleres mexicanos le han tildado de «absurdo», «mente estrecha» y «prejuicioso» – e incluso Peña Nieto comparó su discurso con los de Benito Mussolini y Adolf Hitler-, pero el presidente mexicano ablandó su postura a finales de julio y propuso un «diálogo franco y abierto» con Trump y su rival demócrata Hillary Clinton.
«Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén», escribió Peña Nieto en Twitter al confirmar la víspera el viaje de Trump.
Peña Nieto se encuentra en su quinto año de seis en la presidencia y atraviesa su peor momento de aprobación con un mínimo de 23%, según una reciente encuesta del diario Reforma.
Lo que importa es Arizona
«México no quiere a Donald Trump, México nunca confiará en él. No permitamos que utilice a nuestro país para sus propios intereses», esgrimía en Twitter el expresidente mexicano Vicente Fox, quien desde hace tiempo sostiene una acérrima hostilidad contra Trump.
Por su parte, el grupo parlamentario del izquierdista Partido de la Revolución Democrática emitió un comunicado en el que considera que «Peña Nieto comete un grave error político al dejarse utilizar y servir a los intereses electorales de este mentiroso antimexicano».
Para este partido, la reunión entre Trump y el mandatario «sólo favorece las aspiraciones políticas de este demagogo».
Castañeda coincide en que esta reunión «le pone en bandeja a Trump una oportunidad de recuperarse en las encuestas, por tantas barbaridades que ha dicho (…) Innecesario colocarse en esa situación».
La visita de Trump a México ocurre el mismo día en que celebrará un mitin en Arizona en el que debe referirse a su posición sobre los cerca de 11 millones de migrantes clandestinos, la mayor parte de estos mexicanos.
La vocera de Clinton, Jennifer Palmieri, recordó cómo el discurso de Trump ha estado marcado por sus amenazas de cortar las remesas que envían los mexicanos en Estados Unidos a sus familias en caso de que México se rehúse a pagar por su muralla fronteriza.
«Al final, lo que importa es lo que Trump le dice al electorado en Arizona, no a México, y si continúa comprometiéndose con el rompimiento de familias (mexicanas residentes en EEUU) y la deportación de millones» de personas, dijo.
Para Castañeda, la visita de Trump a México carece de lógica, «a menos que se haya negociado que pida perdón y que saliendo de Los Pinos haya un comunicado conjunto y (…) que llegando a Arizona haga un discurso donde diga que ya no va a insistir en el muro, que ya no lo va a construir».