La comunidad indígena de Guatemala celebró el tercer aniversario del reconocimiento público y jurídico municipal de 32 comunidades indígenas qeqchi.
Con una fiesta autóctona celebraron el tercer aniversario del reconocimiento público y jurídico municipal de 32 comunidades indígenas qeqchi con sus autoridades ancestrales; asentadas en la finca Patio de Bolas Copón del municipio de Ixcán, departamento de Quiché, al Norte de Guatemala.
Los mayas ofrendaron el mayejak, abundante bebida de cacao y comidas colectivas, las principales insignias de la unidad entre las comunidades qeqchi, argumentan las autoridades ancestrales.
Más allá de festejar el tercer aniversario, Basilia Caal Pop, una nativa del lugar, relata que también celebraron la lucha y la firmeza al soportar tres años de dura exclusión del Estado de Guatemala; todo por reclamar la autodeterminación indígena, imputa la mujer maya.
Durante tres años a las nuevas generaciones se les negó la identidad indígena, denuncia Victoriano Chocooj Coc; esta autoridad ancestral delató ante cámaras que el Registro Nacional de las Personas (RENAP) se negó a inscribir los nacimientos y las defunciones a los residentes de las comunidades indígenas.
La delegación del RENAP en Ixcán, dicen los comunitarios, que arguyó su negativa por la falta de una notificación oficial sobre la existencia de las comunidades indígenas. En varias reuniones locales también justificó que el sistema de registro sólo aceptaba la palabra aldea y no comunidad indígena.
El problema no terminó allí, añade Chocooj, algunas de las comunidades indígenas tuvieron que sufragar el sueldo a varios maestros, porque la delegación departamental de educación en Quiché, los excluyó de su área de cobertura aduciendo divergencias de ubicación geográfica.
El territorio de los Copones abarca una extensión de aproximadamente 350 caballerías y está ubicado a unos 55 kilómetros al Sur de la cabecera municipal de Ixcán del departamento de Quiché. Caracterizado por sufrir la desidia estatal, reflejada en sus rutas agrestes y la falta de servicios obligatorios. Sin embargo, el problema empeoró en el año 2013, recuerdan los pobladores, después de que la municipalidad de Ixcán, Quiché, a duras penas accedió habilitar un libro de actas específicamente para la inscripción de comunidades indígenas.