«Yo estoy librando una guerra. Los filipinos están pidiendo a gritos justicia por los crímenes a manos de los narcotraficantes», justificó Duterte.
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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, aseguró este domingo que no le importan los Derechos Humanos (DDHH) con tal de finiquitar su política de lucha contra el crimen y las drogas.
«Esta campaña seguirá en vigor hasta el último día de mi presidencia, si estoy vivo para aquel momento. No me importan los DDHH, créanme», resaltó Duterte, según la traducción oficial del Ejecutivo filipino.
La declaración del mandatario se dio en medio de las críticas por el fallecimiento de al menos 800 personas, desde mayo pasado. Informes de la prensa local revelan la existencia de ejecuciones extrajudiciales.
Asimismo, Duterte reveló una lista de 159 jueces, alcaldes, legisladores, policías y miliares presuntamente vinculados con el narcotráfico, y les dio 24 horas para entregarse o recibir las consecuencias.
«Tienen 24 horas para apersonarse en sus unidades o los voy a machacar», recalcó. Los jueces deben entregarse al Tribunal Supremo, los policías al jefe de la Policía Nacional, los miliares al jefe del Estado Mayor y los funcionarios al Ministerio del Interior.
«Si no (se entregan) ordenaré a las Fuerzas Armadas que vayan por ustedes», amenazó Duterte.
El jefe de Estado, quien genera preocupación en la comunidad internacional, justificó su accionar: «Yo estoy librando una guerra (…). Los filipinos están pidiendo a gritos justicia por los crímenes a manos de los narcotraficantes».
Duterte, quien fue investido en junio pasado para un mandato único de seis años, dijo que mantendrá su lucha contra el crimen organizado, sin importarle la reacción de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) u otro ente internacional.