El jefe de campaña de Donald Trump reconoció el jueves que el equipo del candidato republicano está dividido en materia de respaldar la campaña reelectoral de Paul Ryan, pero prometió que Trump, si llega a la Casa Blanca, colaborará con el legislador republicano.
«Hay un conflicto interno en la campaña de Trump«, dijo Paul Manafort a la cadena ABC. «Teníamos como una norma de no inmiscuirnos en las primarias porque en general no es conveniente para el candidato presidencial. Desde luego que colaborará con Paul Ryan«. A diferencia de Trump, el candidato a vicepresidente Mike Pence sí respaldó a Ryan el miércoles.
La organización de Trump padece discordia interna, junto con temores crecientes por la falta de preparación para las elecciones y el escaso apoyo de la conducción republicana, de acuerdo con dos personas conocedoras de la situación interna.
Una de ellas dijo que Trump íntimamente culpa a su propio personal por su incapacidad para atenuar la reacción de su propio partido después que criticó a una familia musulmana cuyo hijo, un capitán del ejército, murió en combate en Irak.
En medio de la tensión interna, el presidente del partido Reince Priebus y un puñado de aliados destacados de Trump estudian abordar directamente al candidato para alentar un nuevo enfoque tras una serie de posiciones y declaraciones que han provocado estupor. En medio de la indignación por sus críticas a la familia Khan, Trump provocó la furia de Priebus y la dirigencia partidaria al negarse a respaldar la reelección del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
Los funcionarios, uno de los cuales tiene conocimiento directo de lo que piensa Priebus, hablaron sobre la estrategia interna bajo la condición de anonimato por no estar autorizados a hacerlo públicamente. Esto sucedió tras una se las semanas más agitadas de la campaña.
El ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, negó el jueves los trascendidos de que planeaba una «intervención» con Priebus y el ex presidente de la cámara baja Newt Gingrich para exhortar a Trump que abandone esas tácticas divisionistas que han provocado bajas tanto en los sondeos como en la moral.
«Me reúno muy frecuentemente con Donald Trump«, dijo Giuliani a la cadena Fox. «Es un candidato nuevo. Eso requiere un poco más de proceso de aprendizaje de lo que sería habitual».
El miércoles, Trump negó que el malestar republicano perjudicara su campaña, al tiempo que habló abiertamente de la posibilidad de perder las elecciones.
«¿No sería una vergüenza perder ante la corrupta Hillary Clinton? Sería terrible», dijo durante un acto de campaña en Florida, un estado que se disputa arduamente. E insistió: «Nunca hemos estado tan unidos».
Posteriormente, un entrevistador de la televisión local le preguntó si no lo estaban «provocando para pelear».
«Creo que probablemente está en lo cierto», asintió. «Vamos a concentrarnos más en Hillary Clinton».
Los republicanos más poderosos en Washington y en la Trump Tower neoyorquina reconocen que nada cambiará a menos que Trump lo quiera.
«El candidato controla su campaña», dijo Manafort en entrevista con Fox News. «Y yo controlo hacer las cosas que él quiere que yo haga en la campaña».
En tanto, Clinton, siguió concentrando sus ataques en las empresas de Trump. Alzando una corbata marca Trump en la fábrica de corbatas Knotty Tie Company de Colorado otro estado en disputa_, Clinton dijo:
«Quisiera que explique por qué pagó a trabajadores chinos para que fabriquen las corbatas Trump en lugar de hacerlas aquí en Colorado».
Trump culpó a la prensa »tan deshonesta» por las críticas crecientes a sus declaraciones y al hecho de que no se deja orientar por sus asesores.
Pero en privado ha expresado su disgusto con su propio equipo.