Este miércoles las autoridades del Gobierno de Nicaragua dieron una calurosa bienvenida a nuestro país a 26 hermanos nicaragüenses que fueron deportados de los Estados Unidos.
Una vez en tierra pinolera, estos nicas, todos varones, dieron gracias a Dios por estar en su tierra la que tanto añoraban.
Martín Salgado, quien antes vivía en el barrio San Judas de Managua y que ahora iniciará una nueva vida con su familia en Villa Libertad, dijo que muchos se van a Estados Unidos a busca el sueño americano, pero que al final lo que encuentran es «una pesadilla americana».
Afirma que siempre añoraba su gallopintito y su nacatamal y es lo primero que llegará a buscar al barrio donde lo espera su familia.
Otro que se trajo una mala experiencia de ese viaje es Daniel Lazo, un joven originario de Jalapa, quien asegura que lo más triste es estar preso. Recuerda que pasó más de dos meses detenido en una cárcel de Estados Unidos hasta que lo deportaron.
Envió un mensaje a los jóvenes nicaragüenses para que se abstengan a realizar esa peligrosa travesía al país del norte, porque ese viaje es riesgoso.
Otro de los deportados es el jinotegano Marcio Siles, quien dijo que ahora se dedicará a la agricultura y el comercio. Este hermano nicaragüense narró las pesadilla que pasó para llegar a ese país, que va desde el maltrato hasta hambre. «Ahora lo que quiero es ver a mi familia y comerme unos frijolitos con cuajada y una tortilla comalera», manifestó entre risas este nicaragüense.