Una pequeña aldea en la costa de Alaska, castigada por las tormentas, abrirá un nuevo capítulo en un esfuerzo iniciado hace varias décadas para trasladar toda la comunidad desde sus erosionadas costas a un terreno más seguro.
La comunidad esquimal inupiat de Shishmaref celebrará unas elecciones especiales el mes que viene para preguntar a los vecinos si construyen una nueva comunidad en un lugar cercano en el territorio continental o si se quedan donde están con protecciones añadidas, como expandir un rompeolas que nunca se completó.
Cualquiera de las dos opciones a votación el 16 de agosto costaría millones de dólares, un dinero que la población de casi 600 personas no tiene. Independientemente del resultado, el empobrecido pueblo tendrá que buscar financiamiento para hacer realidad su decisión.
«No hacer nada no es una opción», afirmó el alcalde, Howard Weyiouanna Sr.
Pero al mismo tiempo que se complica el acceso a financiamiento del gobierno, la erosión sigue arañando el borde de la costa, derribando al menos dos viviendas y acercándose a otras. La erosión en esta y otras comunidades costeras es un problema creciente, atribuido al cambio climático que ha afectado a los patrones de las tormentas en la región. Shishmaref, construida en una pequeña isla al norte del estrecho de Bering, se ha identificado como una de las poblaciones más afectadas por la erosión en Alaska y entre las que se espera que terminen por trasladarse.
Algunos, incluido Weyiouanna, creen que ganar tiempo en su ubicación actual, 966 kilómetros (600 millas) al noroeste de Anchorage, sería la opción menos costosa con diferencia.
«El otro sitio supondría millones y millones», dijo.
El alcalde no tiene una cifra concreta en mente, pero estimaciones anteriores de reubicación barajaban hasta 200 millones de dólares para empezar de cero con nueva infraestructura, y en torno a la mitad de esa cifra para llevar a los residentes a las localidades costeras de Kotzebue o Nome. Sin embargo, para muchos la opción de instalarse en otra población es inaceptable porque supondría un desastre cultural.
La localidad estudia la idea de mudarse desde mediados de la década de 1970. En 2002 votó a favor de trasladarse, pero entonces también hubo problemas de financiamiento. Sin embargo, esa votación estuvo lejos de ser la decisión de la mayoría y sólo implicó a unos 20 vecinos, según los registros.
Escoger la mejor opción no será fácil, comentó la coordinador trial Jane Stevenson, que ha vivido la mayor parte de sus 36 años en Shishmaref.
Por un lado, ella prefiere permanecer en la ubicación actual porque está más cerca de recursos de subsistencia como peces, focas y morsas, que suponen buena parte de la dieta local. Pero por el otro lado, la isla no ofrece espacio suficiente para una comunidad en crecimiento, señaló.
«Una pequeña parte de mí querría reubicarse porque necesitamos espacio para expandirnos», dijo.