Fiel a su estilo sencillo y sin temer por su seguridad, el papa Francisco se trasladó este jueves en tranvía hasta Blonia, un enorme parque en el centro de Cracovia, donde unos 600.000 jóvenes de todo el mundo lo esperaban con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Francisco se convirtió así en el primer pontífice que se traslada en tranvía en el curso de una visita oficial.
El tranvía especial, pintado con los colores blanco y amarillo del Vaticano y con el lema «El tranvía del papa«, partió poco después de las 16H00 locales de la sede del arzobispado, donde se aloja el papa, y recorrió 800 metros, hasta el parque de Blonia.
El papa estaba acompañado por unos quince jóvenes minúsvalidos y sus asistentes.
Se trata de la primera reunión con los jóvenes que asisten a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Sentado en una silla azul, el papa aparecía alegre, saludando a los jóvenes que se aglomeraban a su paso.
Con ese gesto, Francisco conquistó a los polacos, cuya popularidad está a prueba en este viaje por la tierra natal de Juan Pablo II, donde el papa santo es venerado.
Francisco, que cuando era arzobispo de Buenos Aires solía movilizarse en metro, en varias ocasiones ha confesado que desde que fue elegido pontífice le falta salir a «callejear».
El tranvía, de 43 metros de largo, es un modelo ecológico y formará parte del sistema de transporte de la ciudad.
«El puesto del papa no será revelado para no herir susceptibilidades», aseguró el director de la empresa de transporte municipal, Grzegorz Dyrak tras una breve ceremonia de entrega de las llaves de la ciudad a Francisco.