El presidente estadounidense Barack Obama es el principal orador del miércoles en la Convención Nacional Demócrata, para apuntalar la candidatura de Hillary Clinton, quien fue inicialmente su adversaria y posteriormente su secretaria de Estado.
Aunque Obama substituyó a Clinton al frente de su aparato diplomático para su segundo mandato, en el proceso interno para las elecciones de este año no dejó dudas de su apoyo, a pesar de mantener una formal neutralidad en la disputa.
La esposa de Obama, Michelle, ya ofreció el lunes un antológico discurso de apoyo a Clinton en la jornada inicial de la Convención Demócrata, poniendo en una perspectiva histórica la eventual llegada de una mujer a la Casa Blanca.
Obama, el primer negro en llegar a la presidencia de Estados Unidos, podrá a su vez dar un testimonio privilegiado de la importancia de crear ahora las condiciones para que el partido lleve a una mujer a la Casa Blanca.
De esa forma, en su discurso Obama no defenderá solo la candidatura de Clinton sino también su propio legado, como el presidente que abrió las puertas a cambios fundamentales para la sociedad estadounidense.
Esfuerzo por unidad partidaria
De acuerdo con voceros de la Casa Blanca, Obama ha estado trabajando en su discurso desde hace «varias semanas», en expresión de la importancia que le brinda a la ocasión.
Fue precisamente un discurso consagrador durante la convención del partido en 2004 que hizo despegar la carrera de Obama, quien cuatro años más tarde fue proclamado candidato, luego venció las elecciones y fue reelegido para completar ocho años de una histórica gestión.
Se tratará, además, de una oportunidad para que Obama utilice todo el peso de su popularidad para lograr la unidad del partido detrás de la candidatura de Clinton.
En este sentido, ese esfuerzo de Obama por la unidad partidaria sería una contribución esencial en lo que le resta de mandato.
Desde la Casa Blanca, y en función de su investidura, Obama se empeñó en ayudar a la campaña de Clinton de una manera indirecta, criticando al millonario Donald Trump, que será el adversario de la candidata demócrata en las elecciones de noviembre.
En declaraciones a la cadena NBC, Obama alertó este miércoles que los demócratas deben mantenerse atentos hasta que todos los votos sean contados, y presten atención a la amenaza que representa la abstención de votar.
«Mi consejo a los demócratas -y no tengo que darle este consejo a Hillary Clinton porque ella lo sabe bien- es que se mantengan preocupados hasta que todos los votos estén depositados y contados, porque uno de los peligros en una elección es esa gente que no toma el desafío seriamente, que se queda en casa y terminamos obteniendo otra cosa», dijo.
«Candidato real y candidato inventado»
Obama no es el único ocupante de la Casa Blanca a expresar su apoyo a Clinton en la convención que se realiza en Filadelfia.
El expresiente Jimmy Carter (1977-1981) lo hizo a través de un video reproducido ante los miles de delegados en la convención.
Pero el martes el marido de Hillary, el expresidente Bill Clinton (1993-2001), ofreció un extenso discurso ante la convención en que relató la experiencia personal de haber compartido su vida con la ahora candidata presidencial.
«En la primavera de 1971 conocí una chica», arrancó su discurso el exmandatario, que casi una hora más tarde pidió a los delegados un esfuerzo para consolidar la victoria de Hillary en las elecciones de noviembre.
Sin embargo, Bill Clinton formuló un discreto alerta a los electores del partido que siguen reticentes a apoyar a Hillary en las elecciones.
Estados Unidos, dijo, está frente a dos candidatos. «Uno es real y uno es inventado. Ustedes, mis amigos tendrán que decidir quien es quien», expresó el expresidente, en referencia al magnate Donald Trump, proclamado candidato republicano la semana pasada.
No obstante, dijo que debía felicitar a la convención partidaria porque «ustedes han nominado al candidato real en esta elección».
La convención demócrata tuvo una jornada de elevada tensión entre los seguidores de Clinton y los del senador Bernie Sanders, en un ambiente envenenado por la filtración de correos de dirigentes del partido que claramente buscaron beneficiar a la exsecretaria de Estado.
Sin embargo, el propio Sanders se lanzó a recomponer las relaciones y se empeñó en llamar a la unidad del partido para garantizar la victoria de Clinton y evitar el triunfo de Trump en noviembre.