A pesar de lo dispuesto por la familia Franciscana, prevalece la voluntad del pueblo neosegoviano y fray Evaristo Bertrand fue sepultado en el cementerio Monseñor Madrigal de Mozonte.
El padre Evaristo Bertrand, de 82 años, originario del estado norteamericano de Wisconsin, sacerdote Franciscano de la Orden Capuchina; llegó a Nicaragua en 1965, después de 53 años de vida sacerdotal que inició en Nueva Segovia en 1964, falleció de un infarto el 23 de julio en Managua.
Desde el pasado domingo sus restos mortales recorrieron distintas ciudades de la región norte de Las Segovias, donde el pueblo católico se desbordó para darle el último adiós al peregrino, cuyas huellas y lecciones han quedado grabadas en los corazones de los creyentes que le recuerdan como El Misionero Caminante, caracterizado por su sencillez, humildad y entrega a la obra misionera.
La iglesia San Pedro en Mozonte se vio colmada de fieles de todo el país que llegaron en buses, interlocales, vehículos privados y a pie para acompañarlo en la misa de cuerpo presente a las 09:00 oficiada por el Obispo Pablo Smith, vicario de la Conferencia Episcopal, acompañado de unos 15 sacerdotes de distintas ciudades del país y en presencia de las autoridades municipales, presididas por la alcaldesa, Consuelo Rivera.
Después de varias horas de espera la confusión comenzó a inquietar a los fieles porque no se confirmaba si el féretro del padre Evaristo Bertrand, se quedaba para ser sepultado en el cementerio Monseñor Madrigal en el municipio, cumpliendo así con la última voluntad del misionero franciscano o si lo trasladarían a Managua para descansar en una cripta en Monte Tabor donde descansan todos los sacerdotes de la Orden Franciscana Capuchina.
El padre Aarón Tercero Agurcia, párroco de Mozonte, explicó a la concurrencia que el sacerdote sería trasladado a Managua, lo que fue rechazado por los feligreses que se agolparon en los alrededores del carro fúnebre, ubicado en las afueras de la iglesia de San Pedro en el mediodía del martes, obligando al conductor a sacar el vehículo del pueblo en medio de los gritos que al unísono coreaban Fray Evaristo se queda en Mozonte. Mientras que todas las salidas de la iglesia eran resguardadas por la feligresía para evitar la salida del féretro.
Cada congregación religiosa tiene sus estatutos y normas que ellos mismos organizan, ordenan y aceptan bajo juramento. Ellos, los superiores del padre Evaristo, son los que han decidido a común acuerdo de que sea enterrado con los sacerdotes de su generación y no es el clero de Estelí el que toma esa decisión y con toda voluntad, anotó el Padre Aarón.
A eso de las cuatro de la tarde, finalmente, la voluntad del pueblo sobresalió y en ausencia del obispo Pablo Smith y comitiva de sacerdotes, el padre Aarón Tercero Agurcia junto a los centenares de católicos que en procesión con cantos y cargando en hombros el ataúd se dirigieron hacia el cementerio Monseñor Madrigal de Mozonte donde ya estaban preparadas las condiciones para sepultar al padre Evaristo, cumpliendo así con su última voluntad.
En homenaje póstumo el Consejo Municipal de Mozonte otorgó la distinción de Hijo Dilecto del municipio indígena al fray Evaristo Bertrand, por su total entrega e incansable labor en pro del bienestar de los más desprotegidos y necesitados.
Asimismo, la alcaldesa de Mozonte, Consuelo Rivera, emitió un Bando Municipal declarando tres días de luto por el sensible fallecimiento del querido sacerdote, la bandera de la patria a media asta y suspendidas todas las actividades festivas públicas de cualquier índole desde el domingo 24 de julio del año 2016 hasta la media noche del martes 26 de julio.
Cabe destacar que el padre Evaristo fue reconocido por su incansable labor evangelizadora, constructor de jóvenes y de obras sociales, la promoción de los derechos humanos por lo que era perseguido por la Guardia de Somoza, fomentaba la solidaridad con los enfermos y fue acompañante de los jóvenes de la Gran Cruzada de Alfabetización de 1980, en varios municipios neosegovianos.
Sus sandalias dejaron huella predicando el evangelio de Cristo, un hombre de tiempo completo en todo el norte del país, resaltó Reynaldo Peralta Molina.