Donald Trump aceptó este jueves la investidura republicana a las presidenciales de Estados Unidos, prometiendo a los votantes que si es electo restaurará la seguridad en el país y construirá un muro en la frontera con México.
«Con humildad y agradecimiento», el hombre de negocios de 70 años aceptó la candidatura republicana ante 2.500 delegados que lo ovacionaron en Cleveland, prometiendo derrotar a la demócrata Hillary Clinton en los comicios de noviembre.
En una alocución de tono sombrío, al final de una convención que puso de relieve las fracturas del partido Republicano, Trump se erigió como el «candidato de la ley y el orden» y prometió defender a «quienes trabajan duro y no tienen voz».
«Yo soy tu voz», declaró, prometiendo retrotraer a la primera potencia mundial a tiempos más seguros con «millones de nuevos empleos y trillones en nueva riqueza».
«El crimen y la violencia que hoy aflige a nuestra nación pronto acabarán. El 20 de enero de 2017 la seguridad será restaurada», afirmó el empresario inmobiliario.
En el contexto de miedo y tensión tras recientes episodios de violencia policial y asesinatos de policías, Trump criticó al presidente demócrata Barack Obama, atacando su «retórica irresponsable» y a la cual culpó de las divisiones raciales y un «entorno más peligroso para todo el mundo».
– Ovación tras ovación –
Repitió varios de los temas controversiales que le dieron réditos en las primarias: cerrar las puertas a extranjeros provenientes de países asociados al terrorismo, construir un muro en la frontera con México y renegociar desfavorables tratados de libre comercio.
«Vamos a construir un gran muro fronterizo para detener la inmigración ilegal [de México], detener las pandillas y la violencia, y detener el paso de las drogas», declaró Trump.
Las bases del partido se pusieron de pie, con ovación tras ovación borrando las divisiones que han plagado los cuatro días de folclor republicano.
La noche coronó el increíble ascenso a las cumbres republicanas de un neófito que supo mejor que nadie interpretar la desesperación de los estadounidenses desubicados por la globalización y abandonados por sus dirigentes.
Y marcó la campanada inicial de la campaña electoral.
Clinton y Trump marchan cabeza a cabeza, según un promedio de sondeos nacionales, que da a la exsecretaria de Estado del presidente Barack Obama el 44% de las intenciones de voto contra 41% para el magnate inmobiliario.
Durante su discurso, Trump atacó reiteradas veces a su rival demócrata, afirmando que su legado como secretaria de Estado (2009-2013) fue de «muerte, destrucción, terrorismo y debilidad».
Mientras el candidato republicano continuaba su discurso, Clinton respondió por Twitter con un «somos mejor que eso».
Clinton será investida como candidata presidencial durante la convención demócrata, la semana próxima en Filadeflia (este).
– Derechos LGBTI –
Durante la convención en Cleveland, los republicanos se unieron en masa para gritarle: «Enciérrenla».
Trump espera un rebote en las encuestas pero quedará por ver si el discurso logrará sanar las heridas de un partido fracturado.
La noche del miércoles esas heridas fueron evidentes cuando el senador Ted Cruz, finalista de las primarias republicana, se negó a apoyarlo.
El golpe de Cruz ocurrió en medio de una accidentada convención republicana, descarrilada desde el día inaugural con una rebelión de delegados antiTrump y la polémica por plagio contra la esposa de Trump, Melania, cuyo discurso incluyó párrafos indiscutiblemente similares a uno pronunciado por la primera dama Michelle Obama en 2008.
Pocos minutos antes el emprendedor de la Silicon Valley Peter Thiel, abiertamente gay, hizo una vibrante defensa a favor de los derechos LGBTI y de Trump, contrastando con un partido opuesto al matrimonio homosexual.
Trump, que se ha mostrado desprendido de algunos preceptos ideológicos del partido, también tomó posición sobre ese tema, comprometiéndose a «hacer todo en mi poder para proteger las ciudadanos LGBTI de la violencia y la opresión».
Antes de Trump, su hija Ivanka trató de suavizar la imagen de su padre, visto por muchos como un egocéntrico.
«Mi padre no solo tiene la fortaleza y la habilidad necesaria para ser el próximo presidente, pero la amabilidad y la compasión que le permitirá ser el líder que este país necesita», afirmó.