El Congreso estadounidense dispone de pocas horas este miércoles para alejar el riesgo de una crisis mundial provocada por un eventual cese de pagos del país, con el trasfondo de la advertencia de una agencia calificadora de evaluar una baja en la nota de su deuda.
El Departamento del Tesoro ha fijado la fecha límite para aumentar el límite autorizado de endeudamiento -situado actualmente en los 16,7 billones de dólares- en el 17 de octubre.
Dependiendo de los ingresos fiscales que obtenga el gobierno federal (de unos 6.000 millones diarios), el impacto más grave para los ciudadanos de una suspensión parcial de pagos podría retrasarse algunos días, pero el consenso entre los expertos es que el 1 de noviembre, si no hay acuerdo en el Congreso, Estados Unidos no podrá hacer frente a un gran volumen de obligaciones.
Con independencia de los efectos sobre las familias y las empresas, cuanto más se acerque la fecha límite, mayor será el daño en términos de confianza en la economía estadounidense.
En una fecha difícil de prever, pero que podría situarse entre el 22 y el 31 de octubre, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, Estados Unidos ya no podría honrar los pagos programados, por primera vez en su historia.Tal pérdida de confianza podría poner en juego la suerte del dólar, moneda de reserva mundial, y la de los bonos del Tesoro, colocaciones consideradas como las más seguras del planeta.
En la noche del martes, al término de una jornada caótica que reflejó las profundas divisiones partidarias en Washington, los republicanos, que dominan la Cámara baja, renunciaron a someter a votación un proyecto para elevar el límite de la deuda y poner fin a la parálisis del Estado federal, en ausencia del apoyo de influyentes congresistas de la conservadora fracción del Tea Party.
Periodista: Grethel de la llana