El viernes pasado la Fuerza Aérea anunció el despido del mayor general Michael Carey, responsable de tres alas de misiles balísticos intercontinentales, con un total de 450 misiles repartidos en tres bases por todo el país.
Se aludió a una «pérdida de confianza» en Carey como motivo del despido, pero la razón exacta del mismo no se precisó.
Dos días antes se relevó de su cargo al vicealmirante Tim Giardiana, comandante del Comando Estratégico, que tiene la responsabilidad de supervisar los misiles nucleares en submarinos y bombarderos estratégicos.
En la larga historia del programa nuclear de Estados Unidos no era habitual que dimitieran y aún menos habitual que fueran expulsados comandantes de rango tan alto
Giardina está siendo investigado por haber usado fichas de juego falsas en un casino en Iowa, cerca de donde se encuentra el cuartel general del Comando Estratégico.
En agosto el Pentágono relevó de su cargo a un coronel encargado de una unidad nuclear en la base aérea de Malmstrom (Montana).
En junio, tomaron esa misma medida contra un comandante de una base por falta de eficiencia en la realización de pruebas con misiles.
Politikus se pregunta si hay una causa subyacente de estos acontecimientos y si el Gobierno estadounidense intenta de este modo remplazar al personal clave y lograr más influencia entre los máximos responsables de las armas nucleares del país.
Extraìdo de agencias internacionales / Cristhian Carriòn