El retirado papa Benedicto XVI agradeció el martes al pontífice actual, Francisco, por darle énfasis en el concepto de la misericordia, en una inusual ceremonia en que estaban presentes los dos papas. Se trató de un acto que conmemoraba el 65to aniversario de la ordinación de Benedicto XVI como sacerdote.
La ceremonia, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, buscaba demostrar la continuidad entre los dos reinados, en medio de la nostalgia de algunos conservadores por el papado más tradicionalista de Benedicto XVI.
Francisco invitó a toda la curia para celebrar el aniversario de Benedicto XVI, y los prelados asistieron para experimentar la inusual ocasión de saludar a los dos hombres de sotana blanca.
Aunque Francisco presidió la ceremonia, fue Benedicto XVI quién se robó la atención al dictar una clase de teología improvisada con citas en griego y en latín, demostrando que a sus 89 años de edad, tiene una mente aguda y lúcida.
En su disertación, el religioso de origen alemán agradeció a Francisco por dejarle vivir la última etapa de su vida en el resplandor de los jardines del Vaticano donde dijo sentirse «protegido».
«Gracias, Santo Padre, por vuestra bondad, que desde el primer día de vuestra elección ha afectado cada día de mi vida», declaró Benedicto XVI en declaraciones improvisadas. «Esperamos que pueda usted avanzar, con todos nosotros, por esta vía de misericordia divina, mostrándonos la vía de Jesús hacia Dios».
La expresión de confianza de Benedicto XVI podría frenar las críticas de los conservadores hacia la teología liberal del papa actual, su menor énfasis a la liturgia y su énfasis a tener misericordia por encima de las normas estrictas.
Francisco ha desestimado recientes dudas sobre las implicaciones de la renuncia de Benedicto XVI al insistir que hay un sólo papa él mismo y que Benedicto XVI le había jurado lealtad el día que abdicó.
Francisco dijo a reporteros en días recientes que Benedicto XVI «me respalda» y que continuaba ayudar a la Iglesia mediante sus plegarias. Añadió que él incluso había amonestado a algunos curas que se mostraban nostálgicos y criticaban al «nuevo papa».
En la ceremonia del martes, Francisco entró a la Sala Clementina en medio de aplausos de los cardenales presentes y fue directamente a abrazar a Benedicto XVI, quien se puso de pie y se quitó el solideo en señal de deferencia. Varias veces durante la ceremonia se abrazaron.
Benedicto XVI escuchó atentamente cuando Francisco se dirigió a él llamándolo «Su Santidad», alabando sus 65 años de servicio a la Iglesia, y afirmando que su decisión de retirarse a vivir una vida de callada plegaria en un pequeño monasterio en los jardines del Vaticano era algo muy «franciscano».