Pasión para unos, antidepresivo para otros, fuente de inspiración de literatos y cocineros, ingrediente de vida por sus componentes y cualidades antioxidantes, el chocolate tiene ahora Academia propia para socializar sus bondades en Ecuador, donde se busca cultura en torno al producto y refinar paladares.
Dos años tomó a los fundadores ver cristalizada la idea, en principio «un poco loca», según el francés Cyril Prud’homme que detecta poca unión entre los protagonistas de la cadena del chocolate en el país, así como un consumidor sin mayor información y cultura del cacao.
Por ello, Lourdes Páez, otro de los miembros fundadores de la Academia, enumera entre las actividades de la nueva entidad a la capacitación, la investigación, así como el fomento e intercambio de tecnología e invita a valorar al cacao no sólo como «producto estrella» del país sino como alimento.
Según ella, al momento se vive un «resurgir del chocolate a nivel mundial», con nuevos mercados, como el asiático, por lo que opina que Ecuador, debe aprovechar este «momento histórico».
«Podríamos decir que estamos en un nuevo ‘boom’ de cacao a nivel mundial y se habla de un déficit de más de 100 mil toneladas para este año de cacao en el mundo», indicó.
La Academia del Chocolate busca fomentar la cultura de este producto en el país y que se «convierta en una herramienta de desarrollo económico y social para los ecuatorianos», dijo al apuntar que hay en Ecuador medio millón de personas que viven del cacao, la mayor parte, pequeños productores.
Agencias