Cientos de vendedores se abren paso entre los enormes atascos de Lagos para vender a los transeúntes pequeñas botellas de lo que llaman bebidas «viagra» que, según dicen, mejoran por sólo dos dólares el rendimiento sexual de sus consumidores.
Nadie conoce la composición exacta de estas pociones afrodisiacas y los médicos temen las consecuencias sobre la salud a largo plazo.»Vendemos mucho porque hay muchos clientes», se alegra Nike Ajibde, de 27 años. «La mayoría de mis clientes hacen un trabajo manual, necesitan un repunte de energía en la cama después de un duro día de trabajo», explica la vendedora, instalada con tres compañeros en una acera de Lagos, con un cubo lleno de pequeñas botellas de plástico.
Olukemi Odukoya, decano de la facultad de farmacia de la Universidad de Lagos, se preocupa sin embargo de los efectos secundarios de dichos productos.»Algunos de estos productos contienen substancias químicas que pueden causar problemas de hígado y de riñones, que luego son muy complicados de curar y muy costosos», estima Odukoya.
En Nigeria, una pequeña píldora azul de Viagra, un medicamento prescrito para tratar los problemas de erección, cuesta entre cinco y diez dólares, una suma importante en un país donde la mayoría de la población vive con menos de dos dólares diarios.Los clientes se decantan por una oferta más barata fabricada localmente o en la región.
Estas substancias no están controladas oficialmente y las advertencias de los médicos sobre su peligro tienen poco efecto.En Nigeria, casi ninguno de estos productos ha sido probado y aprobado por la Agencia Nacional para la Administración y el Control de los Alimentos y de los Medicamentos (NAFDAC).»Si [estas bebidas] fueran buenas, las tendríamos en las estanterías de nuestros hospitales, nuestros ambulatorios y nuestras farmacias», dice Kunle Abifarin, un farmacéutico.
LAGOS, (AFP)