Unos 1.612 reos fueron liberados el lunes en Chile porque cumplieron la mitad de sus condenas y tuvieron una conducta intachable en varios penales del país, una medida que provocó el malestar de la ministra de Justicia Javiera Blanco, de algunos parlamentarios y de parte de la ciudadanía.
Los liberados representan el 43% de los 3.693 internos que habían solicitado la libertad condicional.
La decisión de liberarlos fue tomada por una comisión y un número variable de jueces.
Otros requisitos que debían cumplir eran haber aprendido un oficio y asistido regularmente a las escuelas del penal en que estaban.
La cárcel que más hombres liberó fue la de Valparaíso, 120 kilómetros al noroeste de Santiago, donde uno de reos liberados fue regresado a la prisión después de haber cometido un robo a menos de 24 horas de estar en la calle.
«Nosotros sabemos que esta es una facultad de los jueces», dijo la ministro Blanco, que pidió condiciones más estrictas para liberarlos y expresó el deseo de saber qué criterios de conducta se usaron para liberarlos.
El vocero del poder judicial, Milton Juica, respondió que es precisamente el Ministerio de Justicia el que «tiene tuición sobre gendarmería (guardia de prisiones) para decidir qué libertades recomendar.
Opositores de centro derecha y algunos oficialistas también se quejaron por la medida, al igual que ciudadanos consultados por diversos medios de prensa.