Este lunes expondrán expertos defensores del proceso, que de materializarse, sería un golpe de Estado con la mandataria brasileña. La comisión especial del Senado Federal de Brasil, que trata el pedido de juicio político contra la mandataria Dilma Rousseff, continuará este lunes los debates sobre la admisión de este proceso que busca apartar a la dignataria de la presidencia y colocar en manos de la derecha las riendas del país.
De acuerdo con la agenda de este lunes, la cámara baja recibirá la exposición del procurador del tribunal de Cuentas de la Unión, Julio Marcelo de Oliveira, y el profesor de Derecho José Mauricio Conti, ambos con posiciones favorables al proceso.
No obstante, se espera que la comisión resuelva el tema de orden planteado por la legisladora Vanessa Grazziotin, del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), quien pidió la suspensión del impeachment hasta que el Congreso examine las cuentas de 2015 del Ejecutivo.
La legisladora Grazziotin consideró que el proceso de destitución en curso viola la legislación vigente, pues la acusación contra la jefa de Estado fue presentada en octubre y se refiere al presunto incumplimiento de la meta fiscal anual, cuando aún no había culminado siquiera el plazo para presentar las cuentas del período.
La semana pasada, la comisión especial escuchó a la defensa de Rousseff, representada por el abogado general de la Unión, José Eduardo Cardozo, los ministros de Agricultura, Katia Abreu, y de Hacienda, Nelson Barbosa.
En esa exposición, la defensa expuso que este proceso es un trauma que Brasil no merece.
Aun si se realizara con apego a las normas constitucionales, el juicio político resulta un proceso traumático; y lo es más cuando en un caso como éste carece de todo sustento jurídico, dijo José Eduardo Cardozo.
El funcionario aseguró que para probar la comisión de un crimen de responsabilidad, como el que se le trata de atribuir a Rousseff, tiene que existir un acto practicado con dolo por la Presidenta y no una percepción política abstracta».
Aprobar un proceso destituyente sin esas condiciones hará que esto se convierta en un instrumento en manos de la oposición, el cual podrá utilizarse a todos los niveles y convertirá a Brasil en un país cuya estabilidad estará permanentemente amenazada, advirtió.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó el domingo que el golpe contra su mandato acabaría al mismo tiempo con las conquistas de los trabajadores, en una nación donde está en vilo la democracia.
La representante del Poder Ejecutivo argumentó que nunca tomó dinero del Estado y que jamás fue acusada de corrupción, pero que aún así intentan enjuiciarla, debido a que la derecha busca conseguir un «crimen» para sacarla del poder.