Los restos del poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda recibieron este lunes un homenaje popular en Santiago antes de regresar a Isla Negra, tres años después de su exhumación para determinar si fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet.
Cubierto con una bandera chilena, el ataúd con los restos del poeta fue trasladado hasta el salón de honor del Congreso en Santiago, antes de su reposo definitivo en su última morada de la costa central chilena, donde el Nobel pidió ser enterrado mirando al océano Pacífico en compañía de su tercera esposa Matilde Urrutia.
La familia del poeta, también senador de la República y miembro del Partido Comunista, organizó esta simbólica despedida luego de que el Servicio Médico Legal (SML) devolviera sus restos tras declarar agotadas las pericias abiertas en 2013 para determinar si fue envenenado por la dictadura de Pinochet (1973-1990).
«Pablo Neruda no merecía haber sido retirado de la morgue de una manera anónima, fría e impersonal», explicó el sobrino del poeta Rodolfo Reyes en su discurso de despedida, en una ceremonia que no contó con la colaboración de la Fundación que administra la obra del Neruda, partidaria de una ceremonia más íntima.
Neruda volverá a ser enterrado el martes en Isla Negra, frente al mar, donde había permanecido desde 1992, dos años después del retorno a la democracia tras la dictadura, saldando una vieja deuda con el autor de algunos de los versos de amor más leídos en el mundo y que le regaló a Chile un Nobel de Literatura en 1971.
«Neruda fue asesinado»
Con su retorno a Isla Negra, un pequeño balneario cercano a Santiago, culminan las pericias iniciadas hace tres años en el marco de la investigación abierta a raíz de la denuncia de su exchofer, Manuel Araya, quien sostiene que el poeta fue asesinado y no murió a consecuencia del cáncer de próstata que padecía.
Según Araya, a Neruda le pusieron una inyección en el pecho poco antes de morir el 23 de septiembre de 1973.
«Orgulloso me siento de que me hayan escuchado de una vez por todas», dijo a la AFP Araya, detenido y torturado por la dictadura de Pinochet, y quien por años había denunciado sin éxito que el poeta había sido asesinado un día antes de viajar a México para liderar la oposición al nuevo régimen.
Estafilococo dorado
Cuatro laboratorios de Estados Unidos, España, Noruega y Dinamarca analizan en paralelo el ADN de una bacteria (estafilococo dorado) hallada en los restos de Neruda y que podría haber sido la causante de su muerte.
Los resultados de los análisis se conocerán en mayo, según dijo a la AFP el abogado querellante Eduardo Contreras.
«Esperamos el próximo mes por fin tener la respuesta», dijo.
La investigación trata de dilucidar si esta bacteria era como las que preparaba el químico de la DINA (la temida policía secreta de Pinochet) Eugenio Berrios.
Berríos, asesinado en Uruguay por militares chilenos y uruguayos en 1991, desarrolló para la dictadura chilena tóxicos como el gas sarín, somán y tabún, según determinaron varias investigaciones judiciales.
Pero por el paso del tiempo es posible que las pericias no entreguen resultados concluyentes.
«Aunque todas las evidencias del proceso muestran que hubo un crimen, será muy difícil técnicamente demostrarlo», advierte Contreras, convencido sin embargo de que «cualquier persona que lea los varios miles tomos del proceso» concluirá que fue asesinado.
A los análisis se suman los antecedentes coincidentes que se manejan en la investigación paralela sobre la muerte del expresidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), ocurrida nueve años después, en el mismo centro hospitalario, también por un súbito agravamiento tras una operación de hernia, cuando el exmandatario se proyectaba como un férreo opositor al régimen de Pinochet.
Según Contreras, ya se ha logrado determinar que el mismo equipo médico atendió a Pablo Neruda y al expresidente Frei, fallecido de una septicemia tras la introducción de un agente patógeno externo.