Donald Trump se está topando con una colaboración extraordinaria entre sus rivales Ted Cruz y John Kasich, quienes buscan unificar el voto anti-Trump en algunas de las restantes elecciones primarias y evitar que el magnate consiga los delegados necesarios para alcanzar la candidatura republicana a la presidencia de forma automática.
Trump dice que sus dos rivales han creado una connivencia que en muchos otros campos sería ilegal.
En virtud de un acuerdo esbozado el domingo, Kasich gobernador de Ohio dará un paso atrás en la primaria del 3 de mayo en Indiana para dejar que Cruz reciba el apoyo de los votantes que no quieren a Trump. Cruz senador por Texas hará lo mismo por Kasich en las primarias de Oregon y New Mexico.
Donald Trump dijo en un comunicado que Cruz y Kasich están «matemáticamente muertos» lo que significa que ninguno puede reunir suficientes delegados para asegurar la nominación antes de la convención del partido en julio y que la acción de ambos es un acto desesperado de dos «marionetas de donantes e intereses especiales».
El acuerdo es extraordinario y podría no tener precedentes en la política estadounidense contemporánea.
La estrategia no afecta a los cinco estados del nordeste que celebran primarias el martes, y donde se espera que Trump aumente su ya abrumadora superioridad en la cuenta de delegados. Kasich y Cruz ya se han retirado a Indiana, que celebra sus primarias el 3 de mayo, pero el cambio de rumbo ofrece a los cada vez más desesperados enemigos de Trump un atisbo de esperanza en su larga y frustrante campaña por evitar el ascenso del ex protagonista de reality shows.
«Tener a Donald Trump al frente de la candidatura en noviembre sería un desastre seguro para los republicanos», dijo el director de campaña de Ted Cruz, Jeff Roe, en un comunicado explicando los nuevos planes. «No sólo Trump se vería aplastado por Clinton o Sanders, sino que tenerle como candidato haría al partido retroceder una generación».
El estratega jefe de John Kasich, John Weaver, informó que «nuestro objetivo es tener una convención abierta en Cleveland, donde confiamos en que un candidato capaz de unir al partido y ganar en noviembre se alce como candidato».
El anuncio es un brusco giro para el equipo de Cruz, que incluso a finales de la semana pasada se oponía de forma agresiva a coordinar con Kasich una estrategia contra Trump. Y el acuerdo afecta sólo a Indiana, Oregon y New Mexico, tres de los 15 estados que quedan por decidir en las primarias republicanas.
Sin embargo, la noticia refleja una sombría realidad para los rivales del magnate: se les está acabando el tiempo para detenerle.
Trump respondió en Twitter poco antes de la medianoche: «Guau, acaban de anunciar que el Mentiroso Ted y Kasich van a colaborar para impedir que consiga la candidatura republicana. ¡DESESPERACIÓN!».
El pacto se anunció a poco menos de 48 horas de que comenzara la votación en cinco estados del nordeste donde el multimillonario neoyorquino lidera muchas encuestas. Trump hizo campaña el domingo en Maryland, que votará el martes al igual que Rhode Island, Connecticut, Pennsylvania y Delaware.
En el bando demócrata hubo mucho menos drama el domingo.
Bernie Sanders reunió a miles de votantes en dos estados de Nueva Inglaterra, buscando algo de impulso pero dando señales contradictorias sobre hasta qué punto presionaría sobre sus diferencias con la favorita, Hillary Clinton.
El senador de Vermont evitó hablar mucho de su rival en un parque de Rhode Island, pero horas más tarde arremetió con críticas ante más de 14.000 partidarios en New Haven, Connecticut. Sanders reiteró su petición de que Clinton difunda las transcripciones de lucrativos discursos en Wall Street que ofreció tras abandonar el Departamento de Estado a principios de 2013.
Los sondeos apuntaban a victorias de Clinton en cuatro de las cinco primarias del martes, lo que prácticamente sentenciaría las aspiraciones de Sanders de llegar a la Casa Blanca.
La ex secretaria de Estado acudió a dos servicios religiosos en iglesias de Filadelfia con congregaciones de mayoría negra antes de las primarias en Pennsylvania, el estado que más delegados otorga el martes. Allí y en un acto posterior en Bridgeport, Connecticut, declinó criticar por su nombre a su rival demócrata y se centró en los aspirantes republicanos.