Un mes después de la histórica visita de Barack Obama a La Habana, Cuba cargó contra el presidente estadounidense y lo acusó de «atacar a fondo» su cultura y pretender «encandilar» al naciente sector privado, en el marco de los debates del congreso comunista.
El viaje de Obama fue «una visita en la que hubo un ataque a fondo a nuestra concepción, a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestros símbolos», dijo el canciller cubano, Bruno Rodríguez, durante el Séptimo Congreso del gobernante Partido Comunista (único) que sesiona en La Habana, según imágenes transmitidas por la televisión local.
Además, «Obama vino a presentarse aquí y (a) encandilar al sector no estatal de la economía, como si él fuera no el defensor de las grandes corporaciones sino el defensor de los que venden perros calientes, de los pequeños negocios en los Estados Unidos, (lo) que no es Obama», añadió Rodríguez.
Sin abandonar el discurso socialista, Cuba lleva a cabo desde 2008 una serie de reformas a su economía de corte soviético que incluyen una cautelosa apertura a la pequeña empresa privada y las inversiones extranjeras.
Durante su visita a Cuba, del 20 al 22 de marzo, Barack Obama se reunió con un pequeño grupo de «cuentapropistas» (trabajadores privados cubanos), a quienes les ofreció el apoyo estadounidense para sacar adelante sus negocios dentro de la nueva era de relaciones entre los otrora enemigos de la Guerra Fría.
Rodríguez reiteró que la revolución cubana está justamente para garantizar que el «sector no estatal de la economía» no sea tomado por «las grandes corporaciones norteamericanas».
Durante su paso por la isla comunista, Obama dio por enterrada la Guerra Fría e invitó a los cubanos a dejar atrás el pasado, en un mensaje de reconciliación que fue tomado con reservas por Fidel Castro -líder histórico de la revolución- y la prensa estatal.
En la apertura del Congreso el sábado, el presidente Raúl Castro cargó de nuevo contra el embargo estadounidense aún vigente y advirtió que Washington no ha renunciado a sus planes para destruir a la revolución cubana, sino que sólo ha cambiado sus «métodos».
«No somos ingenuos ni ignoramos las aspiraciones de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman empoderamiento de las formas no estatales de gestión, con el fin de generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la revolución y el socialismo en Cuba por otras vías», añadió Castro.