En una profundización de su enemistad cada vez más amarga, Hillary Clinton y Bernie Sanders criticaron agresivamente que el otro tenga buen juicio para ser presidente en el debate demócrata del jueves por la noche, en el que discutieron sobre los bancos de Wall Street, cómo elevar el salario mínimo y el control de armas.
El enfrentamiento en Brooklyn se dio en un momento crucial en la campaña de primarias del partido, en la que Clinton encabeza el conteo de delegados pero Sanders está generando un enorme entusiasmo por su sorprendente candidatura. El debate tampoco dejó dudas de que una rivalidad que alguna vez se centró en desacuerdos sobre detalles complejos de ciertas políticas se ha vuelto cada vez más personal.
El senador por Vermont asumió un tono mordaz y con frecuencia sarcástico mientras buscaba mermar la credibilidad de Clinton en tema tras tema. Fue tan lejos como para insinuar que el hecho de que ella haya calificado a ciertos delincuentes como «superdepredadores» cuando era primera dama era un «término racista y todo el mundo sabía que era un término racista».
Bernie Sanders también mencionó el apoyo de Hillary Clinton a la impopular guerra en Irak y a los acuerdos de libre comercio, así como su disposición a aceptar dinero a través de un súper PAC (Comité de Acción Política, por sus siglas en inglés) como evidencia de que ella carece del buen juicio necesario para encabezar a la nación. Aun así, él se retractó de afirmaciones previas en las que había puesto en duda las aptitudes de Clinton, al decir que la exsecretaria de Estado sí tiene la «experiencia e inteligencia» para ser presidenta.
Clinton no hizo un gran esfuerzo para ocultar su irritación con la implicación de Sanders de que ella carece de aptitudes, al afirmar que, aunque le han puesto muchos calificativos en su vida, ése es la primera vez que lo escucha. En repetidas ocasiones se vinculó con el presidente Barack Obama, que sigue siendo popular entre los demócratas, e insinuó que las críticas que Sanders le hacía a ella equivalían a condenar al mandatario.
Hillary Clinton también calificó a Bernie Sanders como un hombre poco avezado en la aplicación de políticas, que carece de la preparación para implementar incluso sus propuestas más emblemáticas, incluida la de reducir el tamaño de los grandes bancos. Y lo criticó por reír durante un intercambio de opiniones que tuvieron en torno al control de armas, un tema en el que ella lo ha presentado como amistoso con los vendedores de armas y los que las fabrican.
«No es un asunto de risa», afirmó Clinton. «Lo tomo realmente en serio porque he pasado más tiempo del que puedo recordar con personas que han perdido a sus seres queridos».
Fue el primer debate de los candidatos demócratas en cinco semanas y se efectuó antes de las primarias del martes en Nueva York, una contienda riesgosa en la que hay mucho en juego, ya que el estado otorga gran cantidad de delegados.
La ruidosa multitud del jueves por la noche vitoreó fuertemente a sus candidatos y en ocasiones abucheó a sus enemigos. En respuesta, en un momento dado Clinton dijo sonriendo: «Amo a Brooklyn«.