La Conferencia Episcopal de Uruguay emitió un documento en el que pidió perdón por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
«Pedimos perdón a las personas que han sufrido abusos por parte de algunos clérigos y religiosos en nuestro país. Sentimos dolor y vergüenza ya que son personas que habiendo prometido servir a Dios y al prójimo, cometieron actos aberrantes», indicaron los obispos en la carta que fue difundida en la página de internet de la entidad religiosa.
Agregaron que «todos saben que, desgraciadamente, hechos como éstos se denuncian de unos años a esta parte en diversos países y en todos los estratos de la sociedad. Pero de ningún modo se puede justificar que ocurran en la Iglesia. Hacemos nuestras las palabras que Benedicto XVI dirigió a los autores de hechos similares: ‘traicionaron la confianza depositada en ustedes por padres que les confiaron a sus hijos. Deben responder de ello ante Dios todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos»’.
El documento fue emitido tras una serie de denuncias periodísticas sobre casos de abuso sexual cometidos por curas en Uruguay, inspiradas en la película «Spotlight» ganadora del Oscar.
La misiva señaló que desde hace cuatro años los obispos uruguayos vienen siguiendo el tema. El sacerdote Milton Tróccoli, portavoz de la Conferencia Episcopal, dijo al diario El País que desde entonces se recibieron tres denuncias que motivaron que un cura dejara de ejercer el sacerdocio y que otro esté apartado de su puesto, mientras se investiga su caso. La tercera denuncia fue descartada, agregó.
«Frente a las denuncias de casos de personas dañadas, reiteramos nuestra firme disposición a recibirlas, escucharlas y acompañarlas, investigando y procediendo con rigor», señaló la misiva.
En 1996 la justicia procesó con prisión al sacerdote católico Adolfo Antelo por abusos físicos y sexuales dentro de la Comunidad Jerusalén, un grupo de la Iglesia católica uruguaya.
Los obispos uruguayos prohibieron que la comunidad siguiera trabajando en el país pero el Vaticano la autorizó a continuar en otros países con el nombre de Misioneras de Cristo Resucitado. Antelo murió en 1997 en prisión domiciliaria.