La libertad de prensa en el mundo sufrió en 2016 un «profundo y preocupante» deterioro, incluyendo en América Latina asesinatos y ataques a periodistas en México y América Central, denuncia la oenegé Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La edición 2016 de la Clasificación mundial de la libertad de prensa, que se publicará el 20 de abril, deplora un empeoramiento del índice mundial.
RSF precisó en un comunicado que elabora un índice desde 2013 para evaluar el desempeño general de los países en materia de libertad de prensa.
Cuanto más elevado el índice, peor es la situación. El índice mundial, que el año pasado registró 3.719 puntos, este año alcanzó 3.857 puntos, es decir un deterioro de 3,71% respecto al año anterior, y de 13,6% con relación a 2013. RSF menciona diferentes factores para explicar este retroceso.
Cita la tendencia liberticida de algunos gobiernos, como los de Turquía y Egipto, la toma de control de los medios de comunicación públicos, que sucede incluso en Europa, como por ejemplo en Polonia.
Otros factores son una situación cada vez más tensa en materia de seguridad, como en Libia y Burundi, si no es que catastrófica, como en Yemen.
«Frente a las ideologías en particular las religiosas hostiles a la libertad de información, y a los grandes aparatos de propaganda, la situación de la información independiente es cada vez más precaria tanto en el sector público como en el ámbito privado», indicó RSF.
En todas partes del mundo oligarcas compran medios de comunicación y ejercen presiones que se suman a las de los Estados».
Algunos gobiernos suspenden el acceso a Internet o destruyen las oficinas, estaciones o imprentas de los medios de comunicación que les molestan.
La calificación se deterioró en todos los continentes. «En el americano, literalmente cayó (20,5%) por el peso de una América Latina lastrada por los asesinatos y los ataques a periodistas en México y en América Central».
Este desempeño negativo también se registra Europa y los Balcanes (6,5%), «debido al creciente poder de movimientos extremistas y de gobiernos ultraconservadores», según la oenegé.