Jackie Hughes sueña con visitar la tumba de su hermana, colocar unas flores y derramar un poco de cerveza Bud Light, la que le gustaba a su hermana. Sin embargo, han pesado tres años desde la muerte de Tawana Hillard y todavía no ha caído ni una gota de la bebida sobre su tumba.
No se sabe dónde está el cadáver de Hillard. Desapareció poco después del funeral en los Galilee Memorial Gardens cerca de Memphis en el 2012. Es uno de cientos de cadáveres que han desaparecido de ese cementerio.
«Quiero poder ir a dejarle flores, arrodillarme a hablar con ella, lo que sea», expresó Hughes. Pero debe conformarse con ver fotos de ella sonriendo en su casa, donde se reunían los sábados por la mañana a escuchar blues, la música que les gustaba.
Las autoridades estatales cerraron el cementerio Galilee hace dos años. Su propietario Jemar Lambert fue acusado de cambiar de lugar cientos de cadáveres, de enterrar varios cuerpos en la misma fosa y de romper los ataúdes para que entrasen en las fosas. Lambert llegó a un acuerdo con los fiscales por el que fue condenado a diez años de libertad vigilada. Dejó archivos que son un caos y la investigación continúa. Las familias, mientras tanto, no saben dónde están enterrados sus seres queridos.
Hughes afirma que Lambert le dijo a su familia que ese día hubo varias ceremonias fúnebres, por lo que decidió aplazar el entierro de su hermana para más tarde. Otras familias afirman que Lambert les dijo lo mismo a ellas. Hughes es una de cientos de personas que están demandando al dueño del cementerio y a las funerarias que enviaron allí los cadáveres.
«¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar?», preguntó Hughes.
Lo que pasó en Galilee no es inusual. Desde Washington hasta Chicago y otros sitios abundan las demandas y acusaciones relacionadas con el mal manejo de los cementerios, con denuncias de que no se marcaron debidamente las tumbas, de que se excavaron las fosas, los cadáveres fueron trasladados a otros sitios y los lotes fueron vendidos de nuevo, y de que se rompieron las bóvedas para abrir espacio para más restos.
Las familias y otros sectores interesados en el tema exigen mayor supervisión de los cementerios, tanto de los pequeños, manejados por familias, como el Galilee, hasta los más grandes, como el Cementerio Nacional de Arlington.
Los cementerios son supervisados teóricamente por los gobiernos estatales, que tienen enfoques diametralmente opuestos para esa función, según un estudio de la Associated Press. Las leyes estatales regulan mayormente las licencias, las demandas y ofrecen protecciones financieras para quienes compran lotes.
«La regulación de los cementerios es uniformemente horrible, si es que la hay», sostuvo Joshua Slocum, director de la Funeral Consumers Alliance, que ha promovido más regulaciones federales.
La falta de supervisión es lo que facilitó las infracciones en el Galilee, según familias y abogados.
Las leyes de Tennessee estipulan que debe haber inspecciones de los archivos cada dos años, pero no inspecciones anuales del cementerio en sí. El estado, por otro lado, puede suspender o revocar las licencias, realizar inspecciones sin aviso y aplicar multas de hasta 1.000 dólares, pero en la práctica no tiene demasiadas formas de castigar a los propietarios que cometen infracciones.
Jemar Lambert heredó el manejo del cementerio de su padre en el 2010. El sitio sirve a gente de clase baja y media, mayormente de raza negra. El papeleo fue problemático, según los investigadores.
El registro del Galilee venció en diciembre del 2010 y el estado no lo renovó porque sus auditores se dieron cuenta del caos que eran los archivos. El estado inició una investigación, pero Lambert siguió enterrando cadáveres por tres años, al tiempo que solicitaba una renovación de la licencia.
Hacia el 2013 los investigadores habían acusado de Lambert de enterrar 200 cadáveres en un terreno adyacente al Galilee que no era suyo. En el 2014 llegaron más acusaciones: maltrato de los cadáveres y robo. Las autoridades intervinieron entonces el cementerio.
En marzo del 2015 Lambert llegó a un acuerdo con la fiscalía.
Para Hughes, el castigo no es suficiente. «¿Diez años de libertad vigilada? ¡Que arregle lo que hizo en vista de que no va a ir a la cárcel!».
Lambert desistió de hablar con la AP para este reportaje. Su abogado William J. Haynes III sostuvo en una declaración escrita que los problemas en el Galilee comenzaron antes de que Lambers naciese.
«Muchas de las denuncias no toman en cuenta esto. Eso es muy injusto para con Jemar y su familia», expresó.
El senador estatal Mark Norris, quien representa el suburbio donde se encuentra el Galilee, dice que habría que inspeccionar los cementerios más seguido.
La comisionada del Departamento de Comercio y Seguros de Tennessee Julie Mix McPeak no aceptó entrevistas. Su portavoz Kevin Walters culpó de todo a Lambert en un correo electrónico.
Dijo que su comportamiento había sido «imprudente y delictivo».