Luego de una Semana Santa asolada por los ataques con bombas en Bruselas, el Papa Francisco guió en la noche del sábado a los 1.200 millones de católicos apostólicos romanos durante la Vigilia Pascual, instándolos a no perder la esperanza en un mundo sombrío.
«No permitamos que la oscuridad y el temor nos distraigan y nos controlen», dijo el Santo Padre en la homilía de la Misa de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro.
Los servicios de Semana Santa previos al Domingo de Resurrección, los más circunspectos del calendario litúrgico cristiano debido a que recuerdan la traición que sufrió Jesús y su muerte en la cruz, han sido más moderados debido a los ataques en Bruselas en los que murieron 31 personas.
El Sumo Pontífice los condenó en varias oportunidades durante la semana y en la misa de Viernes Santo en Roma, diciendo que los fieles de las religiones que ejecutan actos de terrorismo o fundamentalismo profanan el nombre de Dios.
No obstante, la esperanza fue el tema del servicio de la noche del sábado. El Papa Francisco utilizó la palabra en unas 20 oportunidades en su breve homilía, relacionándola con la creencia cristiana de que Jesús se levantó de entre los muertos tres días después de su crucifixión.
«Que el Señor nos libre (…) de ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no se hubiese levantado, como si nuestros problemas fuesen el centro de nuestras vidas», declaró.
Al inicio de la misa, la basílica estaba a oscuras para representar la tumba de Jesús antes de su resurrección. Luego el Papa, cardenales, obispos y miembros de la congregación encendieron velas y finalmente se iluminaron los focos del templo.
Italia redobló la seguridad en los lugares que el Gobierno considera «sitios delicados» luego de los ataques suicidas de Bruselas ejecutados por milicianos del Estado Islámico.
Decenas de policías revisaron a las personas en múltiples oportunidades a medida que se aproximaban a la Basílica de San Pedro y quienes tenían boletos de ingreso debieron someterse a revisiones físicas y de sus bolsos, además de detectores de metal. Fuentes de seguridad dijeron que la refuerzos policiales llegaron a Roma desde otras ciudades italianas.