En la vigilia del aniversario de la tragedia del vuelo de Germanwings, familiares de las 149 víctimas celebraron este miércoles sendos homenajes en Barcelona y Düsseldorf, ciudades de salida y llegada del avión estrellado intencionalmente por el copiloto en los Alpes franceses.
En el aeropuerto de la ciudad española asistieron decenas de familiares, muchos vestidos de negro, representantes de los equipos de emergencia que los ayudaron en esos duros momentos y autoridades del país, encabezadas por el jefe de gobierno español Mariano Rajoy y el presidente regional de Cataluña Carles Puigdemont.
Tanto en Barcelona como en Düsseldorf se inauguraron placas conmemorativas, antes de que las familias se desplacen hacia el lugar del siniestro del 24 marzo 2015 en los Alpes franceses, donde el jueves se celebrará otro homenaje.
«Quisiéramos que esta placa que hoy descubrimos sirva para que el recuerdo de nuestros familiares quede siempre en la memoria de todos y que la sociedad no se olvide ni de ellos ni de lo ocurrido», dijo la presidenta de la asociación de familiares de las 50 víctimas españolas, Silvia Chaves.
En Düsseldorf, los familiares y allegados de las 72 víctimas alemanas celebraron su homenaje en un acto privado en la llamada «habitación del silencio», que rinde homenaje a 17 fallecidos durante un incendio en el aeropuerto en 1996.
Todos ellos, alrededor de 605 personas, deben llegar el miércoles por la tarde a Marsella (sureste de Francia), donde se celebrará una misa, para partir el jueves hacia Vernet, una pequeña localidad montañosa muy próxima al lugar de la tragedia.
En el homenaje privado, organizado por Germanwings, se leerán los nombres de las 149 víctimas, se visitará el cementerio del pueblo, donde se enterraron los restos que no se pudieron identificar, y un grupo de 80 personas escalará hasta el lugar de la catástrofe, a 1.500 metros de altitud.
La seguridad en entredicho
En Barcelona, la ceremonia fue sentida pero sobria: en la tarima, con las banderas ondeando a media asta, se colocaron 149 velas, que se fueron apagando por el viento. Acompañadas por la triste melodía de un violonchelo, familias, allegados y autoridades depositaron decenas de rosas rojas y blancas junto a la placa conmemorativa.
Durante el acto, los familiares agradecieron el trabajo de los equipos de emergencia y también la generosidad de los vecinos de los Alpes y de las autoridades francesas, representadas por su embajador en España, Yves Saint-Geours.
En una semana negra para Europa, también se mandaron muestras de consuelo para las víctimas de los atentados de Bruselas del martes y del accidente del autocar de universitarios en España del domingo.
Las familias también reclamaron la mejora de las medidas de seguridad aérea, puestas en duda tras este siniestro. «Queremos evitar que se vuelvan a repetir siniestros de esta índole, queremos evitar que otras familias tengan que pasar por la terrible situación vivida», dijo Chaves.
«La seguridad en el transporte tiene que seguir siendo una de nuestras grandes prioridades. Hemos dado pasos importantes pero tenemos que seguir perseverando», reconoció Rajoy.
El vuelo de la compañía de bajo coste Germanwings, propiedad de Lufthansa, fue estrellado intencionalmente por su copiloto, el alemán Andreas Lubitz, en los Alpes franceses, cerca de la localidad de Vernet, acabando con la vida de las 150 personas a bordo (144 pasajeros y seis tripulantes incluyéndolo a él).
Lubitz aprovechó la ausencia temporal del piloto de la cabina para encerrarse en ella e iniciar un descenso fatal del aparato.
Los investigadores franceses descubrieron que sufría problemas psicológicos desde 2008, cuando inició su formación, pero siguió pilotando. En su informe final, publicado hace diez días, pidieron aumentar los controles médicos de los pilotos.
Por el momento, no hay ningún proceso abierto contra la compañía que en julio ofreció 25.000 euros de indemnización por cada víctima, complementarios a los 50.000 entregados inicialmente.