Miles de feligreses de los diferentes departamento del país, llegan año a año al templo San Francisco de Asís, en la ciudad de León, para cumplir con sus promesas, deleitarse de la tradicional chicha o para participar de esta tradición que además de ser religiosa, forma parte de la cultura del país.
Desde las primeras horas los promesantes llegan al templo ubicado en el barrio El Sagrario de la ciudad metropolitana, unos vestidos con atuendos blancos en forma de sotana, los que popularmente son conocidos como `Luz´, otros con escobas para limpiar el piso de santuario o simplemente entran de rodillas, para dar gracias por algún favor recibido, cuentan los promesantes.
Doña Juana Gutiérrez, promesante vestida de Luz comentó, «Vengo vestida de luz, porque hace 10 años yo fui operada porque estaba bastante grave de salud y yo pedí el favor de la sanidad a San Benito, prometiendo que si me recuperaba yo vendría todos los años vestida de Luz para acompañarlo en la procesión y me lo cumplió, y ahora vengo con mi nieto para que aprenda«
En esta fecha es normal ver que los leoneses reparten en las puertas de sus casas o bien sea en la iglesia, la tradicional «chicha», un refresco nicaragüense echo de maíz fermentado, como parte de las promesas que realizan algunas personas, por favores recibidos.
El Instituto Nicaragüense de Turismo, INTUR, realizó «la chicha más grande». Según Teresa Ramírez, delegada de la institución en León.
«Esta es la séptima vez que realizan esta actividad, con el fin de apoyar las actividades religiosas y promover las tradiciones del pueblo nicaragüense, como una iniciativa del Gobierno central«.
A las 4:30 de la tarde, salió de su templo la imagen de San Benito de Palermo, para mostrarse ante el pueblo en un recorrido solemne por las principales calles de la ciudad, esta procesión aparte de centrar la atención de los promesantes, despierta el interés de los turistas extranjeros que vienen a vacacionar en esta Semana Mayor.
La procesión entró al templo a las 9:30 de la noche, acompañada de miles de creyentes de diferentes partes de país y resaltando en el ambiente por donde llevaba su paso, las tradicionales marchas fúnebres, ejecutadas por los filarmónicos.