La Corte Suprema de Estados Unidos discutirá este miércoles el caso de aborto más importante en décadas, con empate técnico entre liberales y conservadores y con los ojos puestos en el voto del Juez Anthony Kennedy. El caso tiene enormes implicancias sobre un tema candente y podría determinar la disponibilidad de servicios de aborto en todo el país, justo en un momento de alta polaridad política propias del año electoral.
Además, la repentina muerte en enero pasado del Juez conservador Antonin Scalia podría complicar el resultado de este complejo debate dado que el noveno asiento quedó vacante, dejando las posiciones empatadas en 4-4 (asientos) para liberales y conservadores.
En caso de que los liberales no logren colocar al Juez Kennedy de su lado, una decisión en Primera Instancia que llegó a la Suprema Corte será ratificada, lo que en este caso significaría que la ley restrictiva de Texas se mantendría vigente.
El voto de Kennedy, quien hace 24 años ayudó a redactar una ley que reafirma el derecho de la mujer a abortar y que ninguna restricción estatal está por encima de ese derecho, es, por tanto, crucial.
La iniciativa de Texas es una más de una serie de esfuerzos conservadores por desafiar un histórico caso que legalizó el aborto en 1973.
Sin embargo, una ley de Texas de 2013 impuso restricciones tan rigurosas al aborto que los activistas sostienen que forzó al 75% de las clínicas a cerrar, lo que significa que actualmente hay solo 10 clínicas abortivas en un estado de 5,4 millones de mujeres en edad fértil.
En consecuencia, cientos de mujeres se ven obligadas a viajar lejos de sus hogares para encontrar una clínica.
Entre 2011 y 2014, los estados han adoptado no menos de 231 nuevas restricciones al aborto, según el Instituto Guttmacher.
Y el número de estados considerados «hostiles» en el tema pasaron de 13 en 2000 a 27 en 2014.