Donald Trump participará el jueves de un debate en Houston como favorito para lograr la nominación presidencial republicana en Estados Unidos, mientras a sus rivales se les acaba el tiempo para cambiar el rumbo de una contienda que se les está escapando de las manos rápidamente.
Trump, de 69 años, ha ganado tres de las cuatro primeras pruebas en la lucha por la nominación para la elección del 8 de noviembre, en la que se elegirá al sucesor del presidente demócrata, Barack Obama. Tras imponerse con facilidad sobre sus oponentes en Nevada el martes, el magnate neoyorquino está en una buena posición para lograr más victorias el 1 de marzo, cuando una docena de estados votan en el «Súper Martes».
En el debate, organizado por la cadena CNN en la Universidad de Houston, los rivales de Trump tendrán una de sus últimas oportunidades para intentar poner en dificultades al multimillonario de lengua afilada antes del «Súper Martes».
Está por ver si podrán lograrlo. Junto a Trump estarán en el escenario el senador por Florida Marco Rubio, el senador por Texas Ted Cruz, el gobernador de Ohio, John Kasich, y el neurocirujano retirado Ben Carson. Ninguno de ellos ha sido capaz de frenar el impulso de Trump en los debates previos.
«Trump lleva velocidad de crucero», dijo Eric Fehrnstrom, ex asesor jefe del nominado republicano en 2012, Mitt Romney. Afirmó que Donald Trump debería ignorar a sus oponentes y centrarse en los asuntos clave de su plataforma: un muro fronterizo para impedir la entrada de inmigrantes ilegales, un Ejército más fuerte, la derrota de Estado Islámico y el comercio justo.
«Se está haciendo tarde en el juego para todo el resto. La gente que está esperando un súbito cambio en la dirección de la carrera se está engañando a sí misma. Trump es Goliat y ya hemos visto lo suficiente del resto de los candidatos para saber que no hay ningún David en este campo», agregó Fehrnstrom.
Rubio, de 44 años, tiene un incentivo adicional para cambiar el rumbo de la carrera. Y es que está intentando atraer a los donantes financieros que respaldaron al otrora favorito Jeb Bush, que abandonó la contienda tras su decepcionante desempeño en Carolina del Sur el sábado.
Cruz, de 45, llega al debate bajo presión. Debe salir bien parado el «Súper Martes» en su estado natal, Texas. Además, recientemente fue acusado por sus rivales de recurrir a tácticas negativas, incluida una que provocó la renuncia de su portavoz, Rick Tyler.